15 de Diciembre del 2016 | Rectorado

Se realizó la XV Peregrinación Anual al Centro de Espiritualidad de la Diócesis de Posadas

Como cada año, desde tres puntos distintos de la Diócesis de Posadas: Alem, Jardín América y Miguel Lanús, salieron en procesión los peregrinos el día sábado 19 de noviembre y llegaron el domingo 20, a Loreto, Centro de Peregrinación y Espiritualidad de la Diócesis de Posadas. Así, se llevó adelante la XV Peregrinación Anual, bajo el lema “Con la Misericordia del Padre, vamos a Loreto”.

La Misa Central, de las 9 de la mañana, estuvo presidida por Monseñor Juan Rubén Martínez  y fue concelebrada por los sacerdotes y diáconos de la Diócesis. Del Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoya asistieron autoridades, docentes y alumnos.

En la homilía el Obispo Juan manifestó: “(…) con especial alegría estamos celebrando esta mañana la Eucaristía. ¡Qué lindo es poder hacerlo aquí en esta tierra! En la casa de nuestra Madre de Loreto aquí en este lugar que tiene tanta historia de la presencia de la fe en Jesucristo el Señor, en este lugar que recuerda a toda la memoria de la tarea evangelizadora de las comunidades y de las Reducciones Jesuíticas (…)

Queremos en esta Eucaristía agradecer este momento que podemos vivir aquí, en la tierra en la cual la gente durante el año viene a visitar a nuestra Madre, porque es su casa (…).

Especialmente en esta celebración celebramos la memoria de nuestros Mártires: San Roque González, San Juan Del Castillo y  San Alonso Rodríguez. Estamos acá en la casa de nuestra Madre de Loreto y hacemos memoria de nuestros Mártires, y también hacemos memoria de la evangelización como pueblo de Dios que camina en esta historia (…) Porque nosotros estamos acá para recordar la memoria, pero fundamentalmente como pueblo de Dios queremos en este lugar renovar nuestro  compromiso de fe. (…) hoy tenemos que ser nosotros los bautizados los que tenemos que anunciar y poner los valores del Evangelio, anunciar a Jesucristo con el ardor que ellos tuvieron y a mí me alegra mucho tener la presencia de las comunidades, de tantos que vinieron de distintas maneras tanto caminando, como los ciclistas, las comunidades que vinieron en colectivos y en distintas movilidades (…).

Este ha sido un año especial debemos decir, estamos concluyendo el Año de la Misericordia y queremos agradecer todo lo vivido. Fue un año fuerte. A cada comunidad a la cual íbamos y siempre estaba el tema de la Misericordia y esto nos ayudó mucho seguramente. Hemos podido orar, reflexionar y tomar conciencia que no es posible cumplir con el mandato de la evangelización sin alimentar la fe con la caridad y la misericordia (…) Lo contrario del amor y la caridad es la violencia, la mentira y el odio. Nosotros entendemos que el amor da la vida por los demás, y tenemos la certeza que al anunciar a Cristo, al amar, nos identificamos con Él. Pero también nos identificamos en la cruz, con los sufrimientos, con las calumnias y con las persecuciones. Eso lo vivieron nuestros Santos Mártires, Roque, Alonso  y Juan. Ellos salieron porque amaron. Buscaron caminos para evangelizar, desde la cultura y de las comunidades guaraníes (…) Roque salió, él se podría haber quedado en Asunción donde nació, pero salió y fue, no era fácil seguramente acompañar a los guaraníes,  (…) y haber hecho todo lo que hicieron durante tanto tiempo (…) La envidia y el mal, estuvieron presentes, pero ellos se identificaron con Jesucristo. Como a Él, también a ellos los mataron. La muerte sin embargo, sabemos que no tiene la última palabra, nuestros Mártires, amaron y su amor fue fecundo.

También aquí queremos recordar especialmente al padre Ruiz de Montoya, ligado íntimamente a Loreto, a este lugar. Queremos recordarlo porque él es un ejemplo emblemático de esta historia de la Misiones, queremos recordar la epopeya de la defensa que hizo de las comunidades guaraníes que estaban siendo asediadas por los Bandeirantes en la región del Guayrá, donde empezaron las primeras comunidades de Loreto, San Ignacio y Santa Ana. Nuestros hermanos indígenas sufrían ahí saqueos, esclavitud y muerte. El padre Antonio acompañó el sufrimiento de ese pueblo, guiándolos en una travesía por el Paraná, refundó comunidades en estas tierras, aquí en Misiones, en las Misiones y por eso los restos del padre Ruiz de Montoya quisieron descansar aquí en Loreto, en esta tierra (…).

Además, podemos decir del padre Roque González que amó aún cuando padeció el martirio y hubo un signo fuerte de ese amor, porque el corazón de Roque quedó  incorrupto,  porque amó ese corazón quedó así y es una enseñanza fuerte, para este año de la caridad y de la misericordia. (…) Por eso concluimos el Año de la Misericordia  aquí en Loreto y nos comprometemos a vivir la evangelización desde la caridad, con gestos concretos hacia nuestros hermanos, sobre todo con los más pobres y sufrientes, porque sabemos que hay mucha gente que clama misericordia al borde del camino, y estos, los que claman misericordia desde la pobreza, desde el sufrimiento y la necesidad son los preferidos de Cristo el Señor y también tienen que ser nuestros preferidos, los preferidos de los cristianos, los preferidos de la Iglesia. (…) Pidamos a Dios que asumamos la caridad y la misericordia como un estilo de vida y también como un estilo de evangelización de la Iglesia.”

Durante la homilía también el Obispo Juan agradeció a todas las personas que trabajan desde mucho tiempo antes preparando el día de la peregrinación y las celebraciones eucarísticas que se realizan el domingo. Asimismo, hizo un reconocimiento especial a los que colaboran para ir haciendo, año a año, mejoras en el Centro de Espiritualidad como ser en la parte de los servicios. Este año especialmente la alegría estaba en la reinauguración de la capilla de Loreto. 

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