22 de Noviembre del 2013 | Rectorado
Como hace 12 años, una vez más, se realizó la peregrinación al Centro de Espiritualidad de Loreto
Como cada año, desde tres puntos distintos de la Diócesis Posadas, Alem, Jardín América y Miguel Lanús, salieron en procesión los peregrinos el día sábado, 16 de noviembre, llegando el domingo 17 a Loreto, Centro de Peregrinación y Espiritualidad de la Diócesis de Posadas. La comunidad educativa del Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoya participó acompañando desde la transmisión especial que se realizó por radio Tupambaé, algunos también caminaron y otros tantos se dirigieron en vehículos para compartir la Misa Central presida por Monseñor Juan Rubén Martínez.
En la Misa, Monseñor Martínez, destacó que los peregrinos llegaron de diversas formas, caminando, en bicicletas, motos, a caballo y todos se movilizaron a “un lugar que para nosotros es fundamental porque es la Casa de la Madre, es el lugar de nuestra memoria y hoy la alegría es mayor porque coincide con la fiesta de los Santos Mártires (Roque González de Santa Cruz, Alonso Rodríguez y Juan del Castillo) que nos enseñaron a vivir sirviendo con amor porque ellos amaron de verdad.”
El Prelado, subrayó también que en Loreto están los inicios de la Misión y por ello “es un lugar fundamental en la vida de la región y de nuestra Diócesis.” Y desde este punto de vista reflexionó sobre los desafíos que debemos asumir en el tema de la Misión, “tenemos una enorme responsabilidad y venimos hoy a Loreto a profundizar nuestra fe. En este año que hemos estado trabajando en la Fe y que hoy también hacemos la clausura del Año de la Fe, como Diócesis, recordamos que tenemos Fe, no en algo, sino en Alguien, que es nuestro Señor Jesucristo y este creer en Él, llamarnos cristianos, significa que tenemos una enorme responsabilidad con el tiempo de hoy, para llevar esperanza y valores a una sociedad donde hay tantos antivalores.” Finalmente, recordó el documento de los Obispos en el que se habla de los antivalores del alcohol y la droga, que están haciendo tanto daño a nuestra sociedad, sobre todo a nuestros jóvenes, pero nosotros “estamos llamados a abrazar al que está sufriendo y llevarle esperanza, porque no todo está perdido, se puede cambiar. Y en esta clausura del Año de la Fe queremos una vez más ser testigos de la Fe y llevar esperanza al mundo”, concluyó el Obispo Martínez.
Durante la Misa Central también se realizó la renovación de las promesas bautismales. En el Centro de Espiritualidad se celebraron dos misas más, la primera fue a las 6 de la mañana y la otra a las 13. Además, se realizó un festival para compartir con todas las familias que se acercaron a Loreto.