24 de Diciembre del 2013 | Rectorado
La Comunidad Montoya compartió la Santa Misa y una cena como cierre de actividades del 2013
La celebración litúrgica se realizó el viernes 20 de diciembre en el aula magna del Montoya, desde las 20, estuvo presidida por el Obispo de la Diócesis de Posadas, Monseñor Juan Rubén Martínez, y fue concelebrada por los Presbíteros Sebastián Escalante y Julio Centurión. En su homilía, Monseñor Martínez, se refirió a la conclusión del año que “en mucho casos es lo que todos estábamos esperando producto del cansancio”, pero más allá de eso destacó lo importante que es estar dando gracias a Dios por todo lo que cada uno de manera personal pudo vivir durante el 2013 y también ser agradecidos por lo vivido como Montoya, “por supuesto, agradecer a Dios porque como Instituto Católico, presta un servicio a tantísimos jóvenes, que son el sujeto a quien, poniendo el corazón, le prestamos un servicio. A ellos especialmente también los encomendamos en la Eucaristía. Como decía San Juan Bosco ‘la clave de la educación está en amar’ y bueno a ellos los tenemos en cuenta y a todos ustedes que forman parte del plantel docente, no docente, todos prestando un servicio como familia, como comunidad educativa. Así que son muchos los motivos para agradecer y también para pedir, porque siempre hay necesidades, inquietudes, preocupaciones que ponerlas en manos de Dios”, sostuvo el Obispo. Asimismo, se refirió al padre Sebastián Escalante que está dejando el Instituto para continuar sus estudios en Roma, “también quiero en esta Eucaristía encomendarlo al padre Sebastián que estuvo colaborando con nosotros este año y se va dentro de unos días no más a Roma, a estudiar una licenciatura en Teología Dogmática. Así que recemos por él, son dos años estrictamente en los que el padre estará estudiando, para que cuando venga pueda prestar distintos servicios en la intensidad educativa que tenemos en el caminar de la Diócesis…”
Finalmente, hizo una reflexión sobre el texto evangélico que escuchamos y que tiene que ver con el tiempo de espera del Nacimiento del Señor, “…este es un Dios que nos contradice todos los códigos humanos que podamos tener. Como lo imaginamos a Dios que es Creador, que es Todopoderoso, Él podría haber hecho un signo, un gesto para decir SOY YO y sin embargo se hizo uno de nosotros y lo celebramos en un pesebre, asumió el código de la pobreza, porque cuando nació no había un lugar, no había un hotel, un espacio en la posada y nació a un costado, en un pesebre. Así es el lenguaje de Dios y este lenguaje los cristianos podemos entenderlo cuando nos hacemos pequeños. Este es el código o la clave para entender la Palabra que se hizo Carne. No la podemos entender si nuestro corazón está encerrado en la soberbia que es el peor pecado, porque es en el que nos queremos hacer como dioses y esto pasa mucho, nos cerramos a la Palabra y lo hacemos porque nos falta la pequeñez para comprender la noche del pesebre, la presencia del Niño Dios, del Emanuel, para entender esta historia que vivimos como Historia de la Salvación. La Palabra nos enseñó que sólo los pequeños entienden este lenguaje, ustedes recordarán en la primera Bienaventuranza ‘felices los pobres de espíritu, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos’. Los ricos en su corazón o soberbios están ciegos a la Palabra, se podrán llamar cristianos, pero en el fondo, como están sumergidos en el ensimismamiento y en la soberbia no ven, no pueden captar. En el código de la pequeñez entendemos por dónde pasa el Reino y comprendemos el perdón, la reconciliación, el amor al enemigo o a los que no nos quieren, cosa que bien sabemos que nos generan bastante dificultades en la cotidianeidad. Pero esto es entender el pesebre, entender que Dios no es solamente un Dios genérico o que cualquier cosa puede ser Dios, sino que es el Dios Encarnado en Jesucristo el Señor, hecho Hombre, hecho pequeño, dando su Vida por Amor a nosotros.”
Antes de concluir la misa, la rectora del Montoya, magíster María Eva Lescano de Borkoski, dirigió unas palabras de agradecimiento al padre Escalante por este año de trabajo, por su dedicación, entrega y responsabilidad acompañando a la comunidad educativa en momentos que quizás no fueron del todo fáciles, pero siempre tuvo una buena palabra para guiar y aconsejar.
Seguido a la Liturgia, se festejó la finalización del ciclo lectivo 2013, en el patio del Instituto.
La rectora, en nombre de las autoridades del Instituto que la acompañan, dio la bienvenida a los integrantes de la Comunidad Montoya y agradeció a los organizadores por la fiesta. Asimismo, brindó un reconocimiento especial a todos los que día a día trabajan en el Montoya, por el compromiso con el que lo hacen, sobre todo en este año 2013 que hubieron muchas cuestiones que implicaron cambios y a los que se pudo responder satisfactoriamente gracias a la dedicación de todos.
Seguidamente el presbítero Sebastián Escalante (Coordinador del Trayecto Institucional y del Profesorado en Ciencia Sagrada) bendijo la mesa.
El festejo se vivió con algarabía y en confraternidad. La animación de la fiesta la realizó el licenciado Marcelo Cimino (administrativo y docente) junto a Antonio “Tony” Sabaré (Locutor Nacional y docente).
Durante la velada se realizaron interesantes sorteos, gracias a la generosa colaboración de personas vinculadas a la institución y a empresas que donaron los premios. La licenciada Silvia Venanzi (directora de Extensión Cultural) ofició de fiscalizadora y fue la encargada de entregar los obsequios.
Al finalizar la cena se realizó el brindis deseando que todos pasen una feliz Navidad y puedan tener éxito y prosperidad en el 2014.
Durante la noche los participantes mostraron sus dotes de bailarines. Asimismo manifestaron su agradecimiento a los organizadores de la fiesta, por los excelentes momentos vividos y el disfrute de haber compartido un año más de labor conjunta.