18 de Junio del 2024 | Rectorado
El Montoya festejó su día, recordando sus principios fundacionales
El Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoya festejó su día, con un acto en el que se recordaron algunos momentos históricos claves y el origen de sus principios fundacionales.
“En el transcurso de estos años el ISARM ha crecido a un ritmo sostenido desde su fuerte compromiso con su dimensión comunitaria, fortalecido en su misión educadora de humanizar y evangelizar la cultura”, destacó la Rectora Mgter. Natalia Navas, en el mensaje central de la ceremonia.
Navas remarcó también la importancia de la memoria, remitiéndose a palabras del Papa Francisco. “La memoria regenera la esperanza. Y esa es la premisa de este encuentro”, puntualizó.
El acto se efectuó el martes 12, en la víspera de la conmemoración del natalicio del Padre Antonio Ruiz de Montoya, un 13 de junio de 1585 en Lima (Perú).
“La creación del instituto obedeció a la necesidad de preparar docentes para los Instituciones Educativas”, recordó la Rectora. “A 64 años de historia, realizamos una pausa en las actividades cotidianas porque también es importante agradecer. Mirar hacia el pasado con gratitud es un signo de buena salud espiritual”, manifestó. Y, en ese sentido, alentó “a todo el personal a seguir trabajando como comunidad” y a los estudiantes “a proyectar su futuro con dedicación y compromiso”.
Además de la Rectora, estuvieron presentes el Representante Legal del ISARM, Lic. Luciano Matijas; el Vicerrector, Prof. Javier Zago; la Secretaria Académica, Lic. Alejandra Chuquel; la Directora de Sede Campus, Lic. Patricia Melo; las directoras pedagógicas, Lic. Claudia Barreto y la Esp. Prof. Patricia Campuzano; la Directora de Relaciones Institucionales, Mgter. Claudia Enríquez; la Secretaria Institucional Esp. Lic. Carla Turco; los equipos de coordinación de todas las carreras que se dictan en el Instituto Montoya, además del personal de las áreas administrativas y preceptores.
A continuación, la celebración de la Santa Misa, a cargo de los presbíteros Miguel Moura, Leandro Kuchak y Marcos Szyskowski, marcó otra instancia central. Aquí, en un mensaje dirigido a los jóvenes que colmaban el Salón Auditórium, Moura llamó a la reflexión desde la pregunta: ¿Dónde está el refugio del estudiante del Montoya hoy? Estamos llegando a mitad de junio. Se viene el cierre del cuatrimestre… Los parciales, algunos finales… Y qué lindo sería aprovechar y volver al refugio en esta Eucaristía”.
Otros dos especiales momentos estuvieron dados por la Dra. María Angélica Amable y por el Pbro y Dr. Marcos Szyskowski. Amable se refirió al libro “El Tesoro de la Lengua Guaraní”, escrito por Antonio Ruiz de Montoya en 1639, ejemplar que se encuentra en el ISARM y cuyo traslado hasta el instituto constituye una anécdota pocas veces contada.
“Entonces yo era integrante del Centro de Investigaciones Históricas y fuimos con una colega hasta el Ministerio de Economía, que funcionaba en el edificio donde hoy está el Correo. Vimos el libro y al momento de retirarnos nos preguntaron si necesitábamos custodia… Pasada la primera sorpresa les dijimos que no hacía falta. Teníamos unas bolsas de un conocido supermercado, lo pusimos ahí recorrimos las dos cuadras hasta el Instituto. Así, en un traslado disimulado, trajimos un tesoro que más allá del su valor económico, es un tesoro cultural”, subrayó la docente.
Por su parte, Szyskowski se refirió a la personalidad del Padre Antonio Ruiz de Montoya, a partir de una investigación efectuada para su tesis doctoral. Al presentar “Montoya: la opción por el otro en tiempos del yo”, el presbítero manifestó que “hay toda una tendencia que dice que todo lo que no te aporta tenés que soltarlo. Y si el otro no te ayuda tenés que dejarlo. Es decir, tenemos que comenzar a soltar todas las cosas y especialmente al otro. El otro siempre se convierte en una carga, en un lastre, en un problema… Sólo que cuando uno tiene que soltar, después se queda solo…”
El sacerdote comparó las mencionadas tendencias culturales actuales con la actitud de Antonio Ruiz de Montoya, quien “lo primero que hizo fue aprender la lengua (de los guaraníes), para entrar en el mundo del otro… Montoya no había estudiado neurociencias, pero fue capaz de no dejarse ganar por la idealización del otro… Aprendió la lengua en dos meses. Escribió obras, explicando una lengua que no era suya. Fue como un puente, algo que tenemos que hacer en vez de querer cortar”.
Como broche final del festejo, se presentaron números artísticos que unieron a todos los presentes a través de la danza y de la música.
El coro “Padre Antonio Sepp”, formado por estudiantes y docentes del ISARM y dirigido por Lucas Pérez Campos y Julián Texeira, interpretó “Misionero y Guaraní” y “Más cerca oh Dios de ti”. En tanto, los estudiantes Jesica Correa y Nicolás Danieluk, bailaron y presentaron “Zamba para olvidar” y “Chacarera del olvido”.