25 de Septiembre del 2018 | Rectorado
“…el que cree realmente en el amor y que el amor gana y la vida gana puede tener esperanza…”
El martes 18 por la mañana y por la tarde, en el Salón Auditórium del Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoya se realizaron dos celebraciones eucarísticas para dar gracias a Dios por la vida de los docentes, psicopedagogos y estudiantes.
Participaron autoridades de esta Casa de Estudios Superiores, personal administrativo, docentes y alumnos de las carreras que se dictan en el ISARM.
La Santa Misa de las 9.00 de la mañana, estuvo presidida por el Presbítero Miguel Ángel Moura, Asesor Espiritual de la Sede Central, y fue concelebrada por el Presbítero Profesor Carlos Viera. Durante la homilía el padre Miguel Ángel destacó la importancia de lo que nos decía la Palabra de Dios, “que todos somos ovejas de su rebaño, cada uno con sus dones y carismas, pero en esa diversidad está la riqueza y ojalá que como jóvenes estudiantes que la podamos aprovechar y disfrutar…Es interesante poder ver esto, el poder contar con otro y que podemos confiar. Esto es Providencial en este tiempo. Y que como Casa, como Instituto Montoya, podamos contar el uno con el otro, no viviendo la rivalidad. Ayudarnos el uno al otro, el poder trabajar en equipo… El grupo no es para ver quien resalta más, la comunidad no es para ver quien resalta más. Hoy en este tiempo tenemos que trabajar en equipo, en comunidad, hoy más que nunca tenemos que estar juntos, animándonos a reconocer el don del otro y ofrecer el propio también, para enriquecernos mutuamente.”
Sobre el Evangelio proclamado expresó que “como a ese joven que Jesús levanta de la tumba, también Dios nos quiere levantar a nosotros, animémonos a pedirle al Señor que nos levante de la situación en la que podamos estar… El Señor nos quiere de pie, hablando, compartiendo la vida. Nos quiere de pie, nos necesita de pie. Pero no estés solo, insisto con esto, porque te podés cansar, contá con la ayuda del otro…”.
La Santa Misa de la tarde, inició a las 18.00 y fue presidida por el Obispo de la Diócesis de Posadas, Monseñor Juan Rubén Martínez y estuvo concelebrada por el Presbítero Licenciado Sebastián Escalante, Coordinador del Profesorado en Ciencias Sagradas del ISARM y el Presbítero Miguel Ángel Moura.
El Obispo Juan Rubén, destaco la alegría de estar compartiendo la Misa, como suele hacerlo cada mes de septiembre, porque juntos podemos dar gracias a Dios por todos los regalos recibidos, “las Misas son una Acción de Gracias y siempre tenemos motivos para manifestar nuestra gratitud. En este mes de septiembre, mes de la primavera damos gracias por la vida, por todo lo que renace, por los jóvenes estudiantes, por los maestros y profesores, también por los psicopedagogos y por tanto más… Dar gracias, en esta Casa de Estudios, que es un lugar donde hace casi 60 años se forman a los profesores y no solo de nuestra provincia, sino que también de otros lados, es muy significativo. Así que también vamos a pedir por ellos, por tantos profesores, docentes que a lo largo de las décadas han puesto su corazón y sigue habiendo tantos jóvenes que se forman también para la docencia…, así que por todo esto celebramos esta Eucaristía, porque es muy bueno que tener un corazón que pida, pero también que sea agradecido. ¡Qué bueno es tener un corazón que agradezca y que pida! Podemos decir que una persona que es capaz de agradecer, y obviamente que pida, porque los pobres piden y todos sabemos que tenemos necesidades y es bueno pedir, pero también que bueno es agradecer. La gente que tiene la capacidad de agradecer tiene un corazón sano, el que agradece a Dios, agradece los gestos que los otros tienen para con él, es una persona que tiene una base sana. Qué bueno es que nosotros podamos agradecer, porque tenemos mucho para agradecer. Cuando celebramos la Eucaristía queremos agradecerla a Dios, porque seguramente está presente en nuestras vidas, en la vida de ustedes. Estoy seguro que todos tenemos tantas cosas que a veces son luces y a veces sombras, pero Dios obra…”.
Sobre el Evangelio, Monseñor Martínez destacó que “el texto nos narra que Jesús se encuentra con una situación de dolor, una madre a la que se le murió su hijo, el dolor, su hijo único había muerto y dolor que habrá tenido esta mujer, la situación en su corazón, el sufrimiento y Jesús se acerca y le dice ‘no llores’. Es fuerte esto, ‘no llores’, cómo no va a llorar esa mujer por su hijo único y se produce el milagro de vida. Lo bueno es lo que también le dice a este joven muerto, hundido, y podemos ser nosotros que tantas veces estamos hundidos, en situaciones difíciles, ‘joven yo te ordeno levántate’. Para nosotros la vida es saber que podemos tener esperanza y que nos podemos poner de pie, la fe nos ayuda a esto. Tantísimas veces cuando hay situaciones duras en nuestras familias, en nuestros ambientes, tantas situaciones duras, Jesús nos dice ‘joven ponte de pie’. Cuando creemos en la vida nos podemos poner de pie. Cuando tenemos esperanza nos podemos poner de pie… Aún en medio de tantas situaciones complejas, estamos llamados a tener la certeza de Él, el amor que gana, la vida gana y el que cree realmente en el amor y que el amor gana y la vida gana puede tener esperanza. Vamos a pedir en esta Eucaristía del mes de septiembre, que no perdamos la esperanza, porque Él nos pide que estemos de pie.”