22 de Abril del 2021 | Artículos Especiales
Senderos de esperanza
“Cristo resucitado muestra senderos de esperanza por los que debemos avanzar juntos hacia un mundo más justo y solidario donde el ciego egoísmo de pocos no prevalezca sobre el grito de dolor de muchos, reduciendo a pueblos enteros a condiciones de miseria degradante.” Decía San Juan Pablo II en la pascua del inicio del nuevo milenio, texto que nos ayuda a mirar también la realidad actual a la luz de la pascua.
Hoy después de pasar por un año complejo, por la pandemia del COVID-19,volvemos a mirar nuestra sociedad y seguimos vivenciando ese llamado del papa San Juan Pablo II a la necesidad de encontrar la luz pascual que ilumine el sendero para poder avanzar como comunidad humana a un estadio más fraterno, solidario, en búsqueda de la paz, hoy más que nunca tenemos que dejar los egoísmos particulares, encontrarnos con Cristo resucitado y a la vez encontrarnos con los hermanos, despertándonos del sueño de muerte para darnos cuenta que otros nos necesitan.
Tantos hermanos nuestros padecen miserias, enfermedades, tantos están solos y abandonados, ellos son los Cristos que aún sufren los dolores de la pasión y nosotros tenemos que ser bálsamo y alivio para ellos.Como cristianos debemos ser los verdaderos testigos de la resurrección del Señor, y transmisores de un verdadero mensaje de salvación, no del relato armado e infecundo, estático e inicuo, sino como Evangelio encarnado y vivido, donde la predicación es la propia vida y el terreno de aplicación la realidad que nos toca.
Cristo ha resucitado y si Él vive quiere decir que el bien puede lograr su meta y que nuestras fatigas en el esfuerzo de plasmar el bien sirven para algo, para ganar en Dios, a muchos que están alejados. En esta tarea tenemos un rumbo y nuestra mirada debe estar puesta en la resurrección, abandonando los lamentos, las quejas y lo superfluo de una cultura de muerte para resucitar con ÉL.
En la resurrección del Señor somos llamados a vivir según el espíritu del resucitado que es GOZO, ESPERANZA Y ALEGRÍA. Dejemos atrás el pesimismo de que todo está mal,pongámonos a mirar y vivir la vida desde la esperanza y la alegría. Que el cristiano sea testigo de la resurrección, testigo de la esperanza creando ambientes esperanzadores, en las acciones concretas de lo cotidiano, con nuestra forma de comportarnos día a día vayamos regalando vida y esperanza. Para que nadie, nunca, se sienta desesperado, solo, abandonado, despreciado, marginado, deprimido. Porque en el camino “Nadie se salva solo” nos repite el papa Francisco. Que esta resurrección de Cristo nos haga salir de nuestros sepulcros hacia la vida en el espíritu y nos lleve a ser mejores cristianos y así contagiando el buen aroma de Cristo resucitado podamos formar comunidades más fraternas, solidarias y justas, para que nadie quede afuera.
Presbítero y Profesor Jorge Benchaski
Coordinador del Centro de Teología y Filosofía
I.S.A.R.M.