20 de Agosto del 2021 | Artículos Especiales
Jugar: pistas para reflexionar
“No podemos criar a las corridas, en automático y a la velocidad de un tren bala.
Necesitamos construir ritmos, compases de espera y tiempos para la infancia...”
Raschkovan, (2019)
Los niños para apropiarse del mundo que los rodea, interactúan con la realidad a través de un mediador. En el hogar ese mediador es la familia mientras que, en las salas, es el docente. La Madre Teresa de Calcuta decía, “no te preocupes si tus hijos no te escuchan, porque te observan todo el día”, los niños gradúan la realidad a través de nuestras acciones y miradas, que las hacen suyas, por lo que reviste de suma importancia enseñarles a mirar para apreciar las cosas de todos los días y a jugar de diferentes formas para interactuar con los demás.
Es necesario que los docentes elaboren, en palabras de Rosa Violante, “una propuesta artesanal”, planificando tiempos, espacios y agrupamientos heterogéneos, para aportarles un aprendizaje más rico, centrado en el juego y en ambientes alfabetizadores. Como educadores de la primera infancia, es sabido que los niños se apropian de todo a través del juego. Su actividad diaria se resume en una sola palabra: JUGAR.
Según investigaciones actuales: “El juego como actividad cognitiva aparece asociado con el desarrollo del pensamiento abstracto, la perseverancia y la concentración, el pensamiento divergente y creativo, el desarrollo de procesos de análisis y síntesis que facilitan la organización perceptual. En relación con el dominio lingüístico, la propia necesidad de comunicarse para poder jugar con otros, estimula el lenguaje coherente y la aparición de expresiones más complejas gramaticalmente (Bruner, 1989; Borzone y Rosemberg, 2000; Sarlé y Rosemberg, 2015). Como instrumento de socialización, el juego estimula los procesos de comunicación y cooperación entre pares...(Elkonin, 1980; Garaigordobil, 1995).”
El contexto actual nos interpela como educadores, en torno al valor del jugar en la infancia, cuando el mundo virtual y todos sus componentes respaldados en los recursos que la tecnología aporta, marcan ritmos, tiempos, espacios e interacciones, condicionando las experiencias concretas que enriquecen las propuestas lúdicas tan importantes en esta etapa.
Para continuar pensando:
“[…] hemos de cuidar de forma muy especial la experiencia sensorial (oír, ver, tocar, oler...) que tienen nuestros hijos durante la infancia. En lugar de apoyarnos en el mundo virtual, hemos de esforzarnos para que consoliden su vínculo de apego con nosotros y con sus maestros. En vez de optar por ofrecerles una gran cantidad de estímulos, hemos de apostar por la belleza de las experiencias, porque el aprendizaje verdadero ocurre cuando un niño es capaz de sentir las realidades sencillas que le rodean y deslumbrarse ante ellas." Catherine L´Ecuyer (2015)
Lic. Silvia Edith Moschner y Lic. Natacha E. Krieger Corallo (Coord.)
Docentes del Profesorado de Educación Inicial
ISARM