26 de Marzo del 2014 | Rectorado

“¿Y Dónde está tu hermano?”

El día viernes 21 de marzo, la Secretaria Episcopal para la Educación Católica del Obispado de Posadas, realizó el tercer retiro para Equipos de Conducción de Instituciones Educativas. Por razones climáticas se efectuó en el Salón Estrada de la Catedral “San José, en Posadas y no en el Centro de Espiritualidad de Loreto como se había previsto. Los asistentes superaron las 100 personas, entre Representantes Legales, Rectores y Directivos de las instituciones católicas de la Diócesis. El lema convocante de este año fue: En el marco del Bicentenario reafirmamos nuestra Identidad y Misión, “… ¿Y dónde está tu hermano?...” Gn 4,9.

Todo fue marcado por dos objetivos: afianzar el encuentro entre los equipos de conducción de las Instituciones Educativas de la Diócesis de Posadas, a fin de facilitar la unidad y la comunión de esta gran familia que conforma la Educación Católica; y experimentar la presencia de Dios en el encuentro con mi hermano a través del diálogo, la mirada, el abrazo.

La jornada inició puntualmente a las 8 con las acreditaciones, luego se realizó una animación y se comenzó con el trabajo reflexivo, en grupos, sobre algunos puntos de la Exhortación Apostólica “La alegría del Evangelio” (Evangelii Gaudium), primera exhortación del Papa Francisco.

El mensaje e iluminación para ayudar en la reflexión sobre la misión pastoral de las Instituciones Educativas Católicas, estuvo a cargo de Monseñor Juan Rubén Martínez. “Quien no ama al hermano que ve, no puede amar a Dios a quien no ve…”, fue uno de los planteos iniciales del Obispo, retomando lo que había escrito en su Carta Cuaresmal, en la cual el centro de su mensaje es el tema del amor y en referencia a la pregunta que acompañó el retiro “…Y ¿dónde está tu hermano?...”. “O sea que el amor al hermano es el camino para demostrar la veracidad de nuestra experiencia de amor con Dios…”

Destacó también la importancia de tener encuentros como el que se estaba realizando, ya que para muchos quizás, en el medio de todo lo que hay para hacer, es sentido como una “pérdida de tiempo”, pero en realidad “tendríamos que tener una disposición interior, porque a veces lo urgente, va matando lo importante en nuestro corazón. Esto pasa en las vidas familiares, matrimoniales, tantos estamos trabajando que no tenemos tiempo de decir cómo estás de verdad y decimos ‘hola cómo estas’ y seguimos… A Dios también lo dejamos de lado, porque tenemos tantas cosas, tenemos lo urgente. Este rato nos viene bien”, aseguró el Obispo y continuó diciendo “siempre fue en la vida de los cristianos importante el retirarse un poquito para ver dónde estamos parados, cómo estamos caminando...”. Si no nos detenemos a pensar en lo que estamos haciendo, a reflexionar, podemos perdernos en la superficialidad y pasar a ser inconsistentes, “muchas veces no nos miramos y arremetemos y hay veces que hasta lo hacemos con agresividad y violencia, porque el ambiente se va caracterizando por eso... Y la violencia no tiene que ver sólo con tirarse bombas, hay veces que es verbal, una contestación, son actitudes que nosotros tenemos y que hay veces que ni pedimos perdón…”.

Yendo al centro de su profunda exposición, Monseñor Martínez destacó que Dios “tanto nos amó que se hizo uno de nosotros y que nos enseñó que amar es dar la vida y el que es capaz de darla la obtiene con creces, porque Él nos regala la vida. Y la vida de hijos e hijas de Dios, tiene que ver con aquel que capta el Reino, que no se desgasta en luchas fratricidas, es el que no se mundaniza, diría Francisco. La palabra mundanización, es esta gente que busca el poder, que está permanentemente chicaneando, para estar en un mejor espacio, pero cuando uno se da cuenta de lo que es la grandeza humana, entiende que no está en esa mundanización… Sino que nos hacemos consistentes por lo que somos, por la coherencia, por el estilo de vida, porque estudiamos de verdad, porque preparamos lo que tenemos que preparar de verdad y no mintiendo o ‘guitarreando’ como tantas veces nosotros lo sabemos hacer, para salir del paso. Una vez te puede pasar, pero si todos los días nos pasa es porque de alguna manera nosotros no somos sal y luz y tendremos que prepararnos para hacer las cosas mejor…”.

Para revisar las prácticas Monseñor dejó algunas preguntas fundamentales para pensar y trabajar: ¿Qué aportamos los cristianos al mundo? ¿Amamos de verdad? ¿Perdonamos de verdad y de corazón? ¿Qué ambiente generamos en nuestras comunidades, familias y trabajos? “Crear buenos ambientes te gana el 50% de la formación, te hace ya el 50%, pero donde hay un mal ambiente, donde todos se pelean, se tienen celos, las cosas no salen bien... y a la larga nos enfermamos… por esta razón es fundamental el discipulado del Amor… En la Pascua nos preparamos para celebrar el amor y tenemos mucho para pensar  sobre el amor, porque la verdad es que la palabra amor está muy tergiversada, pero si nos revisamos, eso nos dará el fundamento para crear buenos ambientes en nuestras familias, comunidades y comunidad educativa”, concluyó el Obispo.

Finalizado el mensaje del Obispo hubo un refrigerio y se continúo con el trabajo de análisis y de repensar dónde está el hermano. Para concluir el mismo los participantes debían elaborar un Decálogo del Directivo, partiendo de cómo se relacionan con los integrantes de la institución y el ambiente laboral que generan. Luego se compartieron algunos de los Decálogos y todos fueron ofrecidos en la Santa Misa.

Las actividades finalizaron con la celebración de la Santa Misa presidida por el Obispo Juan Rubén.

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