06 de Febrero del 2025 | Entrevistas
“Estudiar en el Montoya significa mucho más que obtener un título”.
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Una de las tradicionales ofertas académicas del Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoya es el Profesorado de Educación Secundaria en Historia. Puede cursarse tanto en la Sede Central como en la nueva Extensión Áulica de Oberá. Horacio Ribero, uno de los egresados de la carrera, contó a InfoMontoya cómo fue su paso por el ISARM como estudiante y cómo es su presente como docente, trabajando en la Zona Centro de la provincia.
InfoMontoya (IM): ¿Cómo y cuándo te enteraste de la existencia del Instituto Montoya?
H.R.: Conocí el Instituto Montoya en el año 2015, cuando decidí retomar mis estudios en el Profesorado de Historia. A través de diversas recomendaciones de estudiantes y docentes egresados, comprendí que el Montoya era una institución destacada. También influyeron las referencias de profesionales reconocidos que habían cursado allí y que, con sus experiencias, despertaron en mí la convicción de elegir esa institución.
IM: ¿Tuviste que optar por el Montoya entre otras ofertas? ¿Por qué lo elegiste?
H.R.: Sí, inicialmente comencé la carrera en otra institución, pero los horarios no se adaptaban a mis responsabilidades laborales. Esto me llevó a buscar alternativas que me ofrecieran mayor flexibilidad y mejores oportunidades de formación. El Montoya me brindó la posibilidad de cursar por las tardes, permitiéndome trabajar por la mañana. Además, su propuesta educativa era accesible económicamente, un aspecto relevante para mí en ese momento. Sin embargo, más allá de estos factores, su reputación y el acompañamiento académico que prometía fueron determinantes para que lo eligiera como la institución donde desarrollaría mi formación.
IM: ¿Qué aportó el instituto Montoya a tu formación como profesional y como persona?
H.R.: El Montoya representó un punto de inflexión en mi vida. Allí descubrí una verdadera vocación por la educación y adquirí herramientas fundamentales para mi desarrollo. La formación integral que recibí me impulsó a continuar con mis estudios superiores, obteniendo posteriormente las licenciaturas en Educación y Psicopedagogía. En el plano personal, me enseñó el valor del compromiso social y de la responsabilidad como pilares para contribuir al bienestar colectivo.
IM: ¿Cómo fue estudiar en el Montoya, en relación con el ambiente, los compañeros, tus docentes?
H.R.: Mi paso por el Montoya fue enriquecedor en múltiples aspectos. El ambiente de colaboración y respeto entre compañeros y docentes fue clave para mantenerme motivado y comprometido con mi formación. Recuerdo con gratitud las instancias de apoyo mutuo, las jornadas de estudio compartido y el acompañamiento constante de los profesores, quienes siempre estuvieron dispuestos a orientarnos y alentarnos a superar los desafíos académicos.
IM: ¿Cuál es la diferencia que hace estudiar en el Montoya?
H.R.: Estudiar en el Montoya significa mucho más que obtener un título. Su enfoque integral combina la excelencia académica con la formación en valores, fomentando en cada estudiante el desarrollo de una visión crítica y reflexiva. La institución se distingue por su compromiso con el entorno social y por formar profesionales que no solo sean competentes en sus áreas, sino también agentes de cambio en sus comunidades.
IM: ¿Qué te genera la noticia de la apertura de una Extensión Áulica en Oberá?
H.R.: La noticia me produce una profunda alegría y esperanza. Considero que representa una oportunidad invaluable para que más jóvenes puedan acceder a una formación de calidad, especialmente en una provincia donde las distancias suelen ser un obstáculo. Este proyecto reafirma el compromiso de Montoya con el desarrollo educativo y social de la región.
IM: ¿Cómo serían los docentes que se necesitan para los tiempos de hoy?
H.R.: En la actualidad, necesitamos docentes comprometidos con el aprendizaje integral de sus estudiantes, capaces de adaptarse a los cambios constantes y de fomentar una educación inclusiva. Es fundamental que posean habilidades para integrar nuevas tecnologías y metodologías activas, pero también que sepan acompañar emocionalmente a sus alumnos. Un buen docente no solo enseña, sino que también inspira y guía.
IM: ¿Con qué valores?
H.R.: Entre los valores esenciales destaco la empatía, como capacidad para comprender y atender las necesidades individuales de los estudiantes. La responsabilidad y la ética profesional son indispensables para garantizar la calidad y el respeto en la enseñanza. También considero fundamental la vocación de servicio, así como la paciencia y el respeto hacia la diversidad, para generar ambientes de aprendizaje donde todos los alumnos puedan desarrollarse.
IM: ¿Cuáles son los desafíos de la docencia hoy?
H.R.: La docencia enfrenta numerosos desafíos. Uno de los más importantes es incorporar la tecnología de manera efectiva, sin perder el componente humano y cercano de la enseñanza. Asimismo, la atención a la diversidad en el aula y el diseño de estrategias inclusivas son aspectos prioritarios. También destaco la necesidad de mantener a los estudiantes motivados en un contexto donde muchos enfrentan dificultades sociales o emocionales. Finalmente, el desafío de la formación continua obliga a los docentes a estar en permanente actualización, adaptándose a las nuevas demandas educativas y sociales.