04 de Julio del 2025 | Entrevistas
Destacan el aporte fundamental del Instituto Montoya en la regionalización de la educación

La Doctora María Angélica Amable, egresada del Profesorado en Historia del ISARM y de extenso desempeño posterior como docente e investigadora, recordó los hitos más significativos de la trayectoria de nuestra casa de estudios, a 65 años de su fundación.
InfoMontoya: ¿Cuáles considera que fueron los aportes más significativos del Instituto Montoya a la educación y la cultura misionera en estos 65 años de trayectoria?
Amable: En abril de 1960 abrió sus puertas el Instituto Superior “Antonio Ruiz de Montoya”, primera casa de estudios superiores de Misiones, que recién se estaba organizando institucionalmente como provincia. Sus objetivos eran ofrecer a la juventud misionera la posibilidad de cursar estudios superiores en su propia provincia; cubrir la necesidad de la provincia de contar con docentes con título específico; y brindar una sólida formación para servir a la educación y la cultura… La inserción del instituto en la sociedad fue muy fuerte desde un comienzo, por tratarse justamente de la primera institución de nivel terciario en la provincia. Profesores y alumnos se insertaron en todo el quehacer cultural del medio, al punto que el Montoya se convirtió en un centro de cultura en Misiones.
Un aporte fundamental fue la regionalización de los estudios y de la enseñanza. El arraigo en la realidad de la región presupone un análisis crítico de la misma. En este contexto, se inscriben las acciones de regionalización de la enseñanza, en las que el Instituto Montoya es pionero en la provincia. Se comenzó con seminarios y cursos y, en 1974, se incorporaron las cátedras de Historia de Misiones y de Geografía de Misiones a los Profesorados de Historia y Geografía. En 1973 se desarrolló el curso de “Literatura y Lengua de Misiones”, auspiciado por el Ministerio de Bienestar Social y Educación. Las clases fueron dictadas por Juan Manuel Areu Crespo, Lucas Braulio Areco, Guillermo Kaul Grünwald, Hugo W. Amable, Olga Zamboni, Antonio Hernán Rodríguez, con la coordinación de Rosa Etorena de Rodríguez. Luego, por gestiones del Instituto Montoya, el Consejo General de Educación introdujo en los contenidos curriculares de la primaria y de la secundaria estos temas de historia, geografía y literatura.
Dentro de este marco de regionalización, se designó con el nombre de Nicolás Yapuguay a la Biblioteca y se inauguró un sector denominado Biblioteca Misiones, con ejemplares únicos y de gran valor. En 1972 comenzó a celebrarse en junio el día del Montoya para rendir homenaje al patrono “Antonio Ruiz de Montoya”. La primera peregrinación a Loreto, en tanto, se realizó en 1982.
Otro aporte importante es la creación de Ediciones Montoya en 1980, con la finalidad de publicar y divulgar obras de autores e investigadores locales, nacionales y extranjeros, particularmente aquellos que signifiquen un aporte de valía para la cultura y la educación. Ediciones Montoya entregó a la comunidad misionera diversos títulos referidos a la realidad regional en sus más variados aspectos: histórico, geográfico, lingüístico, literario, antropológico, económico, ecológico, de salud; títulos de interés pedagógico y didáctico referidos a distintas disciplinas como matemática y lengua; libros de texto para escuelas secundarias; series de divulgación de temas varios para la reflexión.
InfoMontoya: ¿Qué hitos de la historia institucional podría mencionar como los más importantes?
Amable: Considero que un hito importante ocurrió en octubre de 1970, cuando Monseñor Jorge Kemerer asumió el Rectorado del Instituto, para impulsar los cambios necesarios en concordancia con los documentos emanados del concilio Vaticano II en el que había participado. Era una época de grandes cambios y él mismo manifestó que había que repensar la labor educativa porque las condiciones de vida del hombre moderno y de la juventud, desde el punto de vista social y cultural, estaban siendo profundamente transformadas a tal punto que se podía hablar de una nueva época en la historia de la humanidad. En el cargo de vicerrectora fue designada la Dra. María Luisa Micolis, profesora del departamento de Filosofía y Pedagogía, quien desde 1967 estaba al frente de la Residencia Universitaria, que era un ámbito donde se había comenzado a trabajar en las líneas de cambio del Concilio Vaticano II.
Comenzó por entonces a delinearse con claridad el ideal de una pedagogía arraigada, creadora y comunitaria, para la formación de profesores, educadores, animadores socioculturales.
Esta etapa que abarca las décadas de 1970 y 1980 fue de un gran crecimiento institucional, y de notoria presencia en el contexto social de la provincia. Se crearon nuevas carreras, no solamente de profesorado, sino también técnicas. Comenzaron a funcionar numerosas secciones y centros que realizaron diversas actividades dentro y fuera del instituto, insertándolo como un referente científico-cultural en la provincia. Esto confirió al Montoya dimensiones y características diferentes de otros institutos de profesorado. Su misión iba más allá de la labor áulica ya que debía ser un centro de animación, creatividad y desarrollo de la cultura misionera en todos sus campos para formar a los futuros profesores. Las actividades de extensión cultural (conferencias, publicaciones, exposiciones, teatro, etc.) son testimonios fidedignos de su vocación de servicio a la comunidad.
Es importante recordar también que Monseñor Kemerer encomendó el Programa de Desarrollo Integral que se puso en marcha en las comunidades de Fracrán y Perutí a un equipo del Instituto Superior “Antonio Ruiz de Montoya” encabezado por la vicerrectora doctora María Luisa Micolis.
Dentro de los hitos, puedo mencionar que en 1971, para comenzar la nueva etapa bajo la conducción de Monseñor Kemerer, el Montoya se trasladó a su sede propia, aunque solamente se había completado una parte de la construcción, el sector que da a la calle La Rioja, sin el 5º piso. En 1976 se inauguró la prolongación oeste, y en 1980 se habilitó el sector de oficinas con frente sobre la calle Ayacucho. También en 1980, el 17 de octubre, con el acto de colación de egresados, se inauguró el amplio Salón Auditórium que constituye un espacio fundamental para el arte y la cultura de la comunidad misionera.
A partir de la sanción de la Ley Federal de Educación en 1993, el Montoya inició un proceso para adecuarse a los requerimientos de la transformación del sistema educativo argentino, aunque sin dejar de lado las orientaciones del ideario institucional.
InfoMontoya: ¿Qué aspectos cambiaron significativamente y cuáles permanecen intactos?
Amable: Sin dudas que el Instituto Montoya ha ido cambiando y eso ha sido necesario, para dar respuestas a la realidad sociocultural con los requerimientos propios de cada momento.
Yo me formé inicialmente en el Montoya, trabajé luego como profesora e investigadora de historia durante muchos años. Ahora ya no estoy en actividad y puedo observar los cambios quizás más que si estuviera adentro. Transformaciones absolutamente necesarias, pues estamos en otro siglo, en otro milenio, en un contexto social diferente. Creo que en estos momentos de cambios el conocimiento de su historia se presenta como una necesidad para el Instituto, para que el proyecto educativo institucional se sustente en una tradición específica y desarrolle una dinámica y cultura particular que le permita dar una respuesta valiosa a la sociedad.
----
María Angélica Amable
Profesora de historia, egresada del Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoya, con el mejor promedio de la promoción. Licenciada en historia, egresada de la Universidad Nacional de Misiones, con mención especial. Doctora en Ciencia Política, egresada de la Universidad del Salvador.
DOCENCIA: Ejerció en el Nivel Medio y en el Universitario. Fue profesora del Instituto Ruiz de Montoya en las carreras de Historia, de Conservador de Museos, de Locutor y de Ciencia Sagrada. También fue Rectora del Montoya. Es profesora del Seminario Diocesano de Posadas.
INVESTIGACIÓN: Miembro del Centro de Investigaciones Históricas “Guillermo Furlong”, siendo su coordinadora durante 20 años. Miembro de la Junta de Estudios Históricos de Misiones. Evaluadora de tesis doctorales en universidades de Brasil.
Publicó varios libros individualmente y en colaboración.