11 de Marzo del 2015 | Profesorados
¿Por qué es importante estudiar Química?
La gran importancia de estudiar Química radica en que es un apoyo imprescindible para las demás ramas de las ciencias, como la física, biología, medicina, etc.; ayuda a comprender muchas cosas del mundo que nos rodea, permite avanzar en la medicina, en minería, a mejorar nuestras condiciones de vida, gracias a ella se logra en muchos casos la conservación de los alimentos, y se logra beneficiar al medio ambiente cuando es inteligentemente utilizada.
La Química ha traído innumerables beneficios a la humanidad, basta con ver lo que se tiene en la despensa de una casa, y se observará que los alimentos vienen acompañados con una serie de sustancias desarrolladas por químicos para poder preservarlos y mantener su sabor. También está presente en los productos de limpieza y de baño, en los colorantes que tiñen nuestras ropas, en los medicamentos, en los productos de belleza, en productos relacionados con la tecnología e infinidad de aplicaciones más.
La Química es la ciencia encargada de estudiar la composición, propiedades y estructuras de las sustancias materiales y su nacimiento se pierde en los laberintos del pasado, pues desde que el hombre habita en esta Tierra ha sido testigo de la transformación de las sustancias, de procesos tan simples como la cocción o la conservación de los alimentos, el curado de los cueros o la utilización de los metales; hechos todos que empezaron a remover en el subconsciente de las personas la búsqueda de respuestas a esos fenómenos.
Pero las reacciones químicas fueron, desde el nacimiento de los tiempos, la explicación de la existencia de las sustancias y de sus transformaciones, y desde hace millones de años, forma parte de nuestra Naturaleza, y cambia todas las cosas, a veces a nuestro favor y a veces en contra.
El hombre en la búsqueda de esas respuestas desde el principio transformó la materia primero a través de oscuras técnicas, que hasta el día de hoy incluso cuesta reproducir, como las pinturas creadas por los egipcios, los ladrillos azules de la antigua Babilonia y los pigmentos de los frescos de la Grecia Clásica y de Roma; y todos ellos aún guardan una relación misteriosa con la química moderna, ya que sus pigmentos fueron "alterados" intencionalmente por expertos hace miles de años. Así nacieron los alquimistas (el término Alquimia se cree que procede del árabe al-kīmiya ءايميكلا o al-khīmiya ءايميخلا), pero éstos, aún faltos de un vocabulario común para expresar procesos y conceptos químicos, como así también de la necesidad del secretismo, los llevó a tomar prestados términos y símbolos de la mitología bíblica y pagana, de la astrología, de la cábala y de otros campos místicos y esotéricos, haciendo que incluso la receta química más simple terminara pareciendo un obtuso conjuro mágico. Fue así que la alquimia resultara destinada al ostracismo, relegada al rechazo y considerada como el epítome de charlatanería y superstición, motivando la transmutación de la “sabiduría antigua” a la nueva ciencia.
Pero la Química actual es una ciencia esencialmente empírica, que estudia las cosas por medio del método científico, es decir, por medio de la observación, la cuantificación y, sobre todo, la experimentación; y la ubicuidad de la Química en las Ciencias Naturales hace que sea considerada como una de las ciencias básicas, siendo de gran importancia en muchos campos del conocimiento, como la ciencia de materiales, la biología, la farmacia, la medicina, la geología, la ingeniería y la astronomía, entre otros.
La Química de hoy, situada entre los universos de la física y de la biología, no solo se ocupa de lo infinitamente pequeño o infinitamente grande, sino que está situada en la escala humana y de allí se deriva su gran interés y su problemática económica y social.
No hay duda que una actividad humana tan ligada a los cambios como el estudio de la Química no pueda ser percibida sin emociones. Y en esta ciencia tan llena de tensiones, entre las transformaciones, las síntesis y las degradaciones, encontramos la pasión de Enseñar la Química, quizás con el afán de que el mundo conozca la belleza intrínseca de las estructuras moleculares, desde un simple azúcar hasta el mismísimo ADN; o lograr la reflexión al explicar la perfección de los procesos químicos en los seres vivos; maravillar al escucha con la danza de las partículas en el cosmos; encontrar el encanto y la seducción de la química de fragancias y perfumes; y hasta lograr recogimiento por los descubrimientos de moléculas complejas en galaxias lejanas.
Respiramos gracias a la química, oímos gracias a la química, nos movemos y comprendemos lo que ahora estamos leyendo gracias a ella. Elaboramos sustancias químicas cuando nos enamoramos o nos exaltamos, e inclusive cuando intentamos no hacer nada.
La vida misma es química, y buscar encontrar respuestas a nuestro químico universo nos ayuda a crecer no solo física sino intelectualmente, comprendiendo que nuestra principal limitación en la completa comprensión del universo radica justamente en el hecho de que simplemente somos seres humanos, muy lejos de la divina perfección de Dios.
Por eso es apasionante la tarea del Profesor de Química, inmersos entre los mundos de aulas y laboratorios, transmutando infinidad de conocimientos, como modernos alquimistas en busca de una nueva piedra filosofal, la de crear un mundo más humano, más justo y mejor, donde podamos convivir en paz y en equilibrio con nuestro medio ambiente.
Que trascendental y cuán ardua es entonces la tarea de los profesores de Química, sumergidos en los grandes debates de la sociedad y a la vez paradigmáticos constructores de una nueva ciudadanía, alfabetizada en ciencia y tecnología, útil para el futuro de nuestra nación. Según Juan Carlos Tedesco[1] la formación ciudadana actual desde el punto de vista cognitivo es mucho más exigente, como también lo es desde el punto de vista de los valores. Alfabetizar en ciencia y tecnología hoy día es el factor fundamental para el desarrollo de una sociedad e incluye el acceso a la información y al conocimiento, aunque este acceso no siempre sea garantía de democratización, ni de justicia social.
Desde hace 55 años el Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoya ha dado respuesta a la necesidad de formar profesores-educadores calificados para la provincia y la región, proporcionando medios de expresión técnico - pedagógicos en el nivel superior, formando docentes comprometidos con una pedagogía arraigada, creando lectores críticos de la realidad provincial, nacional e internacional. Su ideal pedagógico siempre estuvo orientado hacia la promoción de hombres y mujeres con mentalidades abiertas al cambio, creadores de cultura, dispuestos a realizar el proceso educativo mediante un trabajo en común, comprometidos con una transfiguración de su comunidad y del mundo todo. No podría estar ajeno a esto la respuesta del Instituto Montoya para la alfabetización científica de alumnos de nivel medio en las Ciencias Naturales y en la Química, y desde hace varios años el Profesorado en Química que se imparte en el Campus Monseñor Jorge Kemerer, tiene el compromiso de preparar profesores para enfrentar los retos que presenta la educación del futuro. Uno de los desafíos permanentes del Profesorado en Química es difundir los hechos que muestran como la Química está en la vida cotidiana, fomentando el aprendizaje de conceptos que proporcionan una herramienta para comprender no sólo el fenómeno, sino además su repercusión social y la relación con otros campos de las ciencias.
El progreso científico que ha incursionado en la vida de casi todos los habitantes del planeta y las nuevas tecnologías redefine día a día la vida y el comportamiento de las personas. A la vez, el avance de nuevas enfermedades, el abuso de fármacos, el deterioro del medio ambiente, el agotamiento de las fuentes de energía, por sólo mencionar algunos de los problemas actuales, evidencian la importancia de la influencia de la Química en la mejora de la calidad de vida, en el desarrollo de procesos y en productos para un desarrollo sostenible, y fundamentalmente, en la educación de una población responsable y en armonía con el mundo que la rodea.
Mgter. Bqco. Ricardo Valdez
Coordinador Trayecto Disciplinar
Profesorado en Química
ISARM
[1] Ministro de Educación Ciencia y Tecnología de la Nación. Licenciado en Ciencias de la Educación. Facultad de Filosofía y Letras. UBA