25 de Noviembre del 2015 | Rectorado

Se realizó la quinta Jornada Institucional 2015 del Programa Nuestra Escuela

El martes 17 de noviembre, en la Sede Central y en la Sede Eldorado del Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoya, se desarrolló la quinta jornada institucional, del Componente I, en el marco del Programa Nacional de Formación Permanente, denominado Nuestra Escuela.

El tema convocante fue “La centralidad de la Enseñanza y el conocimiento en la configuración de las Trayectorias Escolares”. Y el objetivo “socializar los Planes de Acción, diseñado por las diferentes carreras, a ejecutarse en el ciclo lectivo 2016, con relación al derecho a la educación, la centralidad de la enseñanza y la configuración de las trayectorias escolares”.

La oración inicial estuvo guiada por el Presbítero Licenciado Gervacio Silva, coordinador del Profesorado en Ciencias Sagradas.

En la apertura de la jornada la Rectora del ISARM, Mgter. María Eva Lescano de Borkoski, dirigió unas palabras a los presentes. Dio la bienvenida, en nombre todo el equipo de gestión, a la última jornada del año 2015, en el marco del Programa Nacional de Formación Permanente, “Nuestra Escuela”. Recordó que cuando comenzó el Programa el Instituto Montoya “adhirió plenamente a la propuesta, entendiendo que sus fundamentos eran coherentes y atendían principalmente a la formación de nuestros colegas profesores y de todo el colectivo institucional, sumando el aporte riquísimo de los alumnos. Hemos adherido tomando, inicialmente, el objetivo de sumarnos a la política del Estado, pero sin descuidar nuestra realidad institucional…Llevamos adelante el Plan Nacional de Formación Permanente con el esfuerzo de todos los actores institucionales, porque poner en marcha tantas jornadas en un año no es tarea sencilla, implica leer el material enviado por el Ministerio, por el Instituto Nacional de Formación Permanente (INFD), implica leer las orientaciones, seleccionar los ejes temáticos, pero fundamentalmente con el compromiso de no descuidar aquello que nos caracteriza como Montoya, como Escuela Católica. Entonces también el agradecimiento es pertinente, en este último encuentro académico del año 2015, a todos los coordinadores, a todos los secretarios de carrera, que acompañaron al equipo de gestión para que podamos concretar todas y cada una de las jornadas.”

En su alocución la Rectora destacó el trabajo comprometido que se realizó desde esta Casa de Estudios y la importancia de la reflexión y el diálogo entre colegas, a los que se suman las voces de los alumnos. Luego realizó un repaso del trabajo que se fue realizando desde el año 2014, ya que las conclusiones que se presentarían en la jornada tenían que ver con una labor procesual que inició el año anterior. Los temas trabajados fueron: identidad y misión; la evaluación educativa; el sistema normativo que regula la trayectoria estudiantil, en esta oportunidad se revisaron los regímenes académicos “a la luz de la búsqueda de alternativas de cambio que facilitaran la trayectoria de nuestros estudiantes en el sistema de formación, proponiendo cambios y ajustes”; el derecho a la educación relacionado con el pensamiento de la escuela católica; y la elaboración de proyectos de trabajo “tendientes a la mejora de cada una de las carreras”, que fueron los que se presentaron en la jornada  del 17 de noviembre.

La Magíster Lescano de Borkoski también destacó que “vivimos el Programa Nacional de Formación Permanente respondiendo a las políticas del Estado, pero estoy convencida que nos ha permitido hacer un crecimiento en positivo. Yo no recuerdo muchos momentos en los que hemos compartido planes de acción para tratar de mejorar y fortalecer cada una de las carreras y si los hubo, en todo caso, no recuerdo que específicamente en esa elaboración del plan hayan trabajado conjuntamente profesores y alumnos, esta creo que es una riqueza nueva. Por lo tanto, debemos agradecer esta posibilidad de crecer...”.

Seguidamente la Rectora puntualizó algunas cuestiones para tenerlas presente en el trabajo proyectado al año 2016, de todo lo que hace a la vida Institucional del Montoya “…Voy a enumerar los aspectos más sobresalientes. En primer lugar voy a hacer referencia a la práctica docente en las carreras de formación docente…Creo que, con relación a las prácticas, debemos trabajar todavía mucho en el Instituto Montoya. Se van sucediendo planes de estudio, cambios en las carreras, pero no siempre la propuesta áulica acompaña el ritmo de esos cambios. Es importante que focalicemos la mirada en las prácticas. Recordemos que las prácticas deben ser novedosas, porque las matrices culturales son nuevas, el contexto es nuevo. No podemos pensar en prácticas de antes, cuando el alumno es diferente, la realidad del joven de hoy es distinta, el ámbito en el que se va a insertar profesionalmente también es diferente, pensemos entonces la práctica desde este lugar nuevo. Quizás convendría interpelarse desde algunas preguntas ¿Qué modelos de práctica hoy? ¿Qué caminos de formación profesional? O ¿Qué tradiciones pedagógicas nos marcan tan fuertemente que no podemos escapar de ellas? Este es un primer gran punto, creo yo, a trabajarlo de manera colectiva, la práctica profesional docente.

El segundo punto sobre el que invito a reflexionar es la actualización del ejercicio de la profesión docente en respuesta a las actuales exigencias…El contexto actual nos exige acomodarnos permanentemente vivimos en la era de la tecnología, de las computadoras, la comunicación ocupa un lugar más que preponderante en el ámbito educativo. Todos estos avances nos obligan a estar, cada vez más informados, de las ventajas y herramientas que ofrece al sistema educativo este nuevo modo de vivir y de hacer en la contemporaneidad. El Montoya, como institución formadora, no es ajena a esta realidad. Creo que la interpelación más fuerte es ¿cómo dar respuestas a éstos profundos cambios que se dan en los ámbitos de nuestra sociedad? ¿Cómo incorporar todo este mundo de la tecnología y de la comunicación, con fines educativos? Hay muchos esfuerzos a nivel institucional, hay muchas riquezas en diferentes carreras que hacen un aprovechamiento extraordinario de éstos recursos y lo hacen con mucho esfuerzo profesional. Eso es una realidad institucional. Pero también hay otra realidad institucional de aquellos que están apegados a prácticas tradicionales y que no suman estas nuevas propuestas a su quehacer del día a día. Es más, cuando hablamos con algunos Coordinadores, expresan que no todos los colegas tienen correo electrónico a quién enviar la documentación. Esa es una realidad, no lo tomemos como crítica, tomemos como algo que debemos trabajar entre todos. ¿Si tenemos riquezas a nivel institucional, por qué no hacer aprovechamiento de ellas? Y se deben dar aquí dos condiciones, que el que está más alejado de estos cambios se acerque a aquel que sí está avanzado, le pida ayuda, colaboración, algo de insumo como para ir sumándose, pero también está la parte del otro, de aquel que avanzó por distintas circunstancias, por caminos de perfeccionamientos particulares con una vocación propia de estudio, ese también debe abrirse generosamente al otro e invitar a que se sume. O sea, en las instituciones educativas el saber generoso es el que potencia la riqueza institucional ¿De qué sirve acumular títulos y postítulos si eso no está al servicio del crecimiento del otro? Entonces, el desafío de sumarnos a estos nuevos tiempos es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros, es responsabilidad del que aún no se ha sumado, pero también es responsabilidad de aquellos que sí se han sumado y que tienen que invitar, motivar al otro para que siga este mismo camino.

El tercer punto sobre el que voy a reflexionar tiene que ver con la realidad del Nivel Superior. Nuestra Casa de Estudios es una institución de formación docente y técnica. Como Instituto de Formación Técnica, formamos profesionales en distintos campos. Como Institución de Formación Docente, formamos docentes para todos los Niveles: Primario, Secundario e Inicial. Formamos para esos Niveles, lo cual no implica, bajo ningún punto de vista, que debamos transformar al Instituto Montoya en una institución con características similares a la Escuela Secundaria, a la Escuela Primaria, a la Escuela de Nivel Inicial. O sea, no secundaricemos el nivel, nuestro nivel es superior, la vida académica del Instituto Montoya debe responder a las exigencias propias del Nivel Superior, formando para la Escuela Media, Primaria o Inicial, pero nuestras prácticas áulicas y de formación acá, en el Instituto Montoya, tiene que responder al nivel al que corresponde y esto se debe traslucir en todo lo cotidiano, en la excelencia académica de la formación de sus profesores, en la preparación de los distintos actos celebratorios, en las aulas, en los pasillos, todo habla, todo dice e indica que estamos en el Nivel Superior. A veces uno mira ciertas prácticas y se pregunta ‘¿realmente están con prácticas del Nivel Superior o están simulando y repitiendo aquí lo que es práctica de la Escuela Media?’ Formamos para ese Nivel, repito, lo que no significa que el Instituto Montoya se transforme en una institución con características del Nivel Secundario. Mantengamos la jerarquía académica, mantengamos los modos de hacer que son propios de un Nivel Terciario.

El último punto, y no por ponerlo aquí es el menos importante, al contrario creo que es el más importante de todos atendiendo a nuestra identidad de escuela evangelizadora, tiene que ver con la Institución en clave pastoral. En la publicación ‘Identidad y Misión de los Institutos de Formación Docente’, del Consejo Superior de Educación Católica (CONSUDEC) se nos dice que ‘para que un Instituto Católico viva en clave pastoral, todas las dimensiones de su quehacer deben estar atravesadas por los valores del Evangelio’. Cuando se nos habla de dimensiones, en este libro, se hace referencia a la dimensión pedagógica y didáctica, que involucra lo que hacemos didácticamente todos los días en el aula; la dimensión personal comunitaria, que tiene que ver con los aspectos que sostienen el clima institucional, las relaciones interpersonales, el trato al otro; la dimensión organizativa, que tiene que ver con los estilos de organización y gestión, con la conformación y participación de los grupos de trabajo. A veces uno piensa que en determinados sectores hay grupos de trabajo y cuando entra a ahondar en realidad nos encontramos con la suma de individualidades que llevan adelante un trabajo, eso no es positivo en la vida institucional y no responde en absoluto a aquello que como Escuela Católica debemos propiciar, el trabajo con el otro en función del otro. En función del otro que en nuestro caso es nuestra razón de ser, el alumno, el que nos convoca en el día a día del Montoya. También está la dimensión social, o sea, las relaciones con la comunidad, y la dimensión religiosa, que la define como lugar de Evangelización. Muchas veces todos caemos en el error de dejar que la misión del Instituto sea responsabilidad solamente de la dimensión religiosa, esto no es así. La dimensión religiosa es una parte y sería, hasta les digo, sencillo y fácil si lleváramos la misión de la Iglesia solamente a través de esta dimensión en los Institutos de Formación, como el Instituto Montoya. Para que una Institución viva en verdadera clave Pastoral, profundizando los valores del Evangelio, propiciando la formación no solamente en el decir o en la celebración sino en el hacer, todos y cada uno de los actores, debemos sumarnos a la propuesta. Esto implica el respeto al otro, las buenas relaciones interpersonales, la generosidad en el trabajo, el objetivo común, el sostenimiento de aquello que nos hace compartir el día a día de una Casa de Estudios, el cumplimiento con las obligaciones, todo enseña en valores, no solamente lo que decimos sino lo que hacemos en el día a día. Hay un camino de fortalecimiento que estamos llevando adelante y hay muchos actores, muy comprometidos que se suman plenamente a esta propuesta del Instituto Montoya, con un compromiso vivencial y efectivo. Pero también es cierto, y es una realidad que no debemos eludir, que somos muchos, más de 500, y de tantos que somos, muchos se suman a la vida cotidiana educativa sin un pleno compromiso con el ideario institucional. Es responsabilidad nuestra ir sumando, lentamente, a aquellos que aún están un poco alejados. Es un proceso que no implica obligación en el día a día, sino más bien un diálogo con el otro, para tratar de sumarlo y acercarlo. Qué es difícil nuestra tarea, claro que sí, porque siempre el sentido de obrar y decir en función del Evangelio cuesta…Pero debemos sumarnos a este desafío tan fuerte que es el fortalecimiento de lo Pastoral, de hacer que la Institución viva en verdadera clave Pastoral, no que lo Pastoral ande solitario y aislado por un camino y todos los demás actores por el otro, porque clave Pastoral significa que debe haber un verdadero entramado en la vida de la Institución, donde la misión aparezca en todas y cada una de las acciones, en el aula, en las oficinas, en el trabajo cotidiano, hasta en las relaciones que podamos tener en el patio o en los pasillos …Qué el día a día del Montoya sea cada vez más un día a día respondiendo a nuestra misión educadora en el marco de la Evangelización, seguramente si así lo entendemos eso nos hará más humildes, más tolerantes, más generosos y, por consiguiente, mucho más ricos en nuestro quehacer…”.          

Seguidamente cada carrera, en 10 minutos aproximadamente, presentó su “Plan de Acción”. La actividad estuvo a cargo de los coordinadores y secretarios y en algunos casos también acompañaron docentes y alumnos.

De esta quinta jornada participó también la Licenciada María Aurelia Escalada, Facilitadora Jurisdiccional del Nivel Superior del Programa Nacional de Formación Permanente “Nuestra Escuela”, Componente I.

Para finalizar la jornada, las conclusiones las realizó la Rectora de esta Casa de Estudios Superiores. Entre otras cosas, sobre los trabajos presentados,  destacó “yo creo que a noviembre de 2015, podamos cerrar con la presentación de proyectos de acción concretos para el año 2016, proyectos que atienden a la mejora institucional, es más que valioso. Por eso más allá de, quizás, las dificultades y los inconvenientes que tuvimos que superar para concretar los distintos momentos de las jornadas del plan, cerramos en positivo y los hacemos porque no siempre tenemos la posibilidad de conocer lo que pasa en la vida institucional… Esta instancia nos dio la posibilidad de conocer la especificidad de cada uno de los planes de formación, cuáles son las fortalezas que buscan, cuáles son las debilidades que tienen, pero también nos permitió vislumbrar que existen problemáticas que atraviesan a toda la vida institucional. ¡Qué bueno es que podamos conocer los proyectos de todas las carreras! Quizás alguna carrera pueda potenciar su devenir en los años siguientes, haciendo aprovechamiento de esos proyectos que se ponen hoy, seguramente a futuro también compartiremos los resultados. Así que con una visión en positivo, por lo que hemos hecho, por la construcción colectiva que cerramos y con la mirada puesta en el desafío de la ejecución del próximo año 2016, cerramos prácticamente este año académico,  nos quedan las fechas de exámenes nada más. Así que muchas gracias por el trabajo realizado y a recuperar energías para el trabajo venidero…”.

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