22 de Marzo del 2016 | Rectorado

V Retiro de Equipos de Conducción de Instituciones Educativas Católicas

En marco del Bicentenario reafirmamos nuestra Identidad y Misión, y bajo el lema “Revístanse del amor” Colosenses: 3,1; el Obispo de la Diócesis de Posadas, Monseñor Juan Rubén Martínez convocó al V Retiro de Equipos de Conducción de Instituciones Educativas Católicas, el pasado viernes 18, en el Centro de Espiritualidad Diocesano Nuestra Señora de Loreto, próximo a la Reducción Jesuítica homónima. La organización estuvo a cargo de la Junta de Educación Católica (JEC) y la Secretaría Episcopal para la Educación Católica del Obispado de Posadas.

“Llamados a transformar nuestros ambientes” fue el tema convocante que congregó a 97 participantes entre Representantes Legales e integrantes de los Equipos de Conducción (Rectores, Directores, Coordinadores) de las distintas instituciones católicas de esa Diócesis.

El enriquecedor encuentro tuvo por objetivos celebrar la alegría de reencontrarse con Dios y entre hermanos; asimismo, crear un espacio de encuentro y reflexión para trazar caminos de acción comunes en el Año Santo de la Misericordia.

Se inició con la celebración de la Santa Misa presidida por Monseñor Martínez y con la concelebración de los Presbíteros Alejandro Ferreyra, párroco de la Vicaría de Loreto y de Santa Ana; Alejandro Cañete, asesor espiritual de la JEC, Vicario General de la Diócesis y párroco de la comunidad de San Roque de Posadas; y Ángel Rojas, párroco de la comunidad de Inmaculada Concepción y Representante Legal del Instituto Superior Santa Catalina en Posadas.

En su homilía el Padre Obispo reflexionó acerca de la realidad institucional, manifestó “Hay tantas cosas urgentes que a veces nos faltan las cosas, nos tapan las cosas importantes,… es bueno que le demos espacio, aún en medio de las coyunturas, les demos paso a cosas importantes para nuestra vida, Dios es importante. Y a veces nos apagamos, en nuestra vida con lo que podríamos dar, apagamos nuestros dones, por el excesivo activismo, por esas preocupaciones que no nos dejan vitalizar las cosas fundamentales. …” Destacó “qué bueno es estar juntos esta mañana compartiendo, rezando, reflexionando, alegrándonos… cuando nos reunimos, cuando tratamos de generar estos espacios, estamos respondiendo a algo mucho más profundo, que está ligado a nuestra fe, está ligado a lo que creemos en realidad.”

Memoró los 50 años del Concilio de Vaticano II, “ese Concilio tan importante donde el Espíritu Santo obró,… donde desde hace… más de 50 años la Iglesia... hace que tratemos de tener una autocomprensión de lo que somos como cristianos, que somos nos enseña el Concilio,… Pueblo de Dios. Este es el fundamento, es la Teología del Pueblo de Dios, es lo que fundamenta nuestros encuentros, lo que queremos vivir como esta instancia, pero quizás como muchas otras instancias que tengamos, muchas veces armadas por la Junta de Educación, por la Secretaría Episcopal de la Educación, pero son instancias de comunión, estas instancias son de fe, en definitiva. No son meras instancias a cumplir, en todo caso si tenemos que cumplir, la tenemos que cumplir por lo que creemos.  …nos guía nuestra fe. Somos parte de un Pueblo de Dios, estamos todos bautizados, y por eso formamos parte una familia y de una comunidad. Ese es el fundamento. En última instancia, de todas las cosas que vamos realizando, una asamblea diocesana, a nivel diocesano cuando pensamos instancias de parroquia, escuelas; en realidad, estamos tratando de ir generando desde la fe, y conformando este Pueblo de Dios, en esta porción de la Iglesia, como nos enseña el Concilio, que en este caso nuestra Diócesis… de Posadas… como familia venimos a visitar a Nuestra Madre, junto a ella, a María de Loreto Madre de estos pueblos, históricamente desde tantos siglos. Y nos reunimos acá como familia, así tendría que ser, reunidos con la fe en primer lugar, no por una conveniencia de organización, o de capacidad y eficacia. Seguramente el fruto, si nosotros nos reunimos por algo más profundo, luego nos saldrá más fácil, porque tendremos motivaciones para hacer lo que hacemos….

Cuando están esas motivaciones profundas las cosas tienen más sentido. Cuando nos queremos porque somos hermanos, porque somos hijos de un mismo Padre, hijos e hijas de un mismo Padre, cuando nos sabemos Familia, entonces, claro las cosas salen más fáciles, encontrarnos es más fácil, es más lindo, nos alegra. Por eso desde esa mirada un poco más honda, desde la fe, este encuentro tiene un sentido mucho más profundo. Generalmente una mañana de oración para estar un poquito mejor así,… nuestra venida a Nuestro Centro de Espiritualidad de Loreto, tiene mucho más sentido, porque nos reunimos con los hermanos, nos reunimos en la familia….

Somos instituciones diversas que queremos tener comunión, porque creemos en el mismo Señor, en Jesucristo el Señor. Porque nos sabemos hermanos, porque creemos en esta propuesta  y en el camino que Él nos hizo. Por eso digo que está lleno de sentido el que nos reunamos. No es fácil, porque todos decimos tenemos fe, todos decimos soy cristiano, pero después ponerlo en práctica, encontrarnos, compartir, si tenemos que reconciliarnos, hacerlo, vivir un poco el Evangelio, eso nos cuesta un poquito más. Y ojalá que estas motivaciones rebroten, es bueno decirlo ahora, este viernes, este estar entrando ya a las puertas de la Semana fuerte de los cristianos, la Semana Santa, ojalá que esto nos ayude a que rebrote en nosotros, este sentido de la fe, de lo que hacemos y vivimos. Nos rebrote el deseo de vivir una Semana Santa realmente cristiana, con la alegría…

Esta Semana… vamos a vivir, este Misterio de la Pascua, que es el Misterio del Amor. Esta Semana vamos a vivir el Misterio del Amor. ¿Pero qué es Amar? Es dar la vida, sin esperar recompensa y muchas veces damos la vida y cuando la damos de verdad a veces recibimos palos, esa es la realidad, no siempre recibimos aplausos y lo que hacemos es exitoso. No importa, a Jesús tampoco le importó. Fue hasta el final de su misión, Amó hasta el final de su misión y porque Amó dando todo, nos dio la Vida. Porque Dios es Dios y no necesitó venir con poder, con currículum, no necesitó nada de eso, vino en la pequeñez.

Vamos a vivir el Misterio de la Pascua, es raro esto de la Pascua. Un Dios que se haga Hombre, uno de nosotros. Que no haya querido manifestar su poder. Que lo haya manifestado en su misión, que Amó dando la vida. Porque Dios es Dios hizo eso. No vino convencionalmente. Vino sin necesidad de recurrir a tantos recursos que nosotros recurrimos. Por eso así iniciamos la Pascua, esta Semana Santa. Ojalá que Jesucristo sea Jesucristo para nosotros  durante estos días, que podamos creer en Él y esto sencillo de que en Él reconozcamos a nuestro Padre Dios.

… somos un Pueblo y que por ser Pueblo tenemos que tener formas de comunión por nuestra fe. El momento pleno de todo eso para el Pueblo de Dios es la Eucaristía, es ahí donde nos juntamos, donde celebramos como Pueblo de Dios. Es un momento comunitario, que lindo es empezar así la mañana y ojalá que podamos vivir compartiendo y agradeciendo, sintiéndonos familia, hermanos y hermanas”, culminó Monseñor Martínez.

Luego de la Celebración se realizó la adoración al Santísimo Sacramento del Altar, que marcó un profundo momento de oración y encuentro con Jesús Eucaristía.

Después Monseñor Juan Rubén reflexionó y expuso las implicancias del encuentro, que se viene realizando consecutivamente desde hace 5 años al comienzo del ciclo lectivo.

Comenzó reflexionando acerca del ritmo de vida que llevamos en lo cotidiano, “vivimos tan rápido y esto es para ustedes y para mí mismo,… que nos cuesta tener un poquito de espacio para parar, para pensar cómo estoy haciendo esto, cómo estamos haciendo lo que hacemos. Por eso creo que en esta mañana es muy fructífero este rato que podemos compartir, estar juntos.

Este espacio comunitario pretende también…, formamos parte de una comunidad educativa, vamos trabajando un proyecto educativo, en el cual tenemos como meta, y la educación que es un motor clave, como meta tenemos que evangelizar la cultura, decimos también humanizar la cultura y es una meta que la tenemos como instituciones, como comunidad -por eso este espacio como retiro-, pero también de compartir, después del diálogo quizás también, como Obispo a mí también me permite estar un poquito más cerca y que ustedes puedan… escucharme, pero después también el preguntar, el poder dialogar, poder compartirles algunas cosas que vivimos, de la Diócesis, de alguna manera preocupaciones en nuestro caminar.”

Se refirió también a la evangelización de la cultura desde la educación, “todos tenemos algo que aportar y la educación tiene muchísimo que aportar en una Misiones que es muy demandante y nos llena de desafíos. Misiones nos llena de desafíos y en el fondo es algo muy lindo también, porque tenemos muchas posibilidades y alternativas y tenemos que amasar, nosotros somos los instrumentos, Dios nos pone como instrumentos, a cada uno desde su rol, desde su ángulo, pero podemos amasar bien, esta es la oportunidad que tenemos. En un contexto, cuántas veces los decimos, yo lo digo en la Carta Pastoral, lo dijimos en el Sínodo, cuando hicimos nuestro Sínodo, pensando esto de humanizar y evangelizar la cultura, que el 60% de la población en Misiones tiene menos de 30 años. Me gustó ayer el gobernador ahí cuando justificaron las cosas que están haciendo, dijo, y ese es el otro dato, él dijo, me parece, el 40% tiene menos de 18 años estos son cifras, números que son demandantes para todos, por el tema del trabajo, el tema laboral obviamente, pero por la educación. ¿Qué vamos a construir? ¿Cómo vamos a construir? ¿Qué valores vamos a poner en esta sociedad que queremos vivir? Es la hora seguramente en la que tendremos que tomar decisiones nosotros con nuestro estilo, con lo que vayamos aportando para decir queremos ser una sociedad con valores o una sociedad materialista meramente, donde todo sea una lucha para vivir esto de la ley del más fuerte ir peleando y destruyéndonos de acuerdo a nuestras propias fuerzas, una sociedad mercantil, no sé. Digo, nosotros tenemos un gran desafío y tenemos que ponernos esas metas.”

Monseñor Juan Rubén compartió sus pensamientos sobre este año Jubilar, “pensaba que como estamos en el Año de la Misericordia qué lindo fue Adorar este rato al Santísimo,… tenemos también… el Congreso Eucarístico Nacional en Tucumán -en junio- y van a ir distintas personas de todo el país y… de nuestra Diócesis y asimimo, vamos a celebrar el Bicentenario de la Patria. Pero en este Año de la Misericordia que nos sitúa en el tema de la caridad,… por eso en la Carta Cuaresmal (‘Amar con Misericordia nos sana’) pongo un tema clave que no podemos entendernos como cristianos sin este tema del amor,…. de amar con misericordia, pero también ligándolo a una palabra, a una virtud, podríamos decir, que en cierta forma está en desuso. Una virtud que es puerta de todas las otras virtudes y que la verdad es que si queremos pensar una sociedad mejor tenemos que tratar de posicionar mejor esa virtud en nuestros ambientes, en nuestras escuelas, que no es fácil por el estilo de vida que tenemos y ya les voy a decir qué virtud. Tenemos que trabajar más por nuestra condición de cristianos, si queremos mejorar de verdad nuestra sociedad, la virtud de la humildad, esta es la virtud.”

Hizo hincapié en la importancia de la humildad, “La verdad es que la humildad está, como virtud, muy dejada de lado, ésta es la realidad, porque por ahí hablamos de la humildad, lo peticionamos ‘Señor que seamos más humildes’, lo podemos decir todo, pero después cuando llegamos a la práctica de la cotidianeidad nos olvidamos de todo y empezamos a empujarnos, empezamos a derribar todo lo que nos molesta o tratar de derribar y si no nos victimizamos y decimos ‘por qué a mí, por qué yo’. Sin embargo, por varias razones la humildad es como una clave para poder humanizar nuestro tiempo, porque es cierto que vivimos muchas formas de deshumanización. Y no es generada por otros, porque uno siempre piensa eso, que otros son los que deshumanizan y muchas veces nosotros generamos la deshumanización, esa es la realidad.”

El Obispo de Posadas vinculó la carencia de humildad al Libro bíblico del Génesis, puntualmente al relato del surgimiento del pecado original, “que la Biblia tan sabiamente nos enseña, -dice- es el pecado de la soberbia, que es justamente lo contrario de la humildad. Es el peor de los pecados la soberbia. En el fondo la tentación del Génesis, cuando uno hace una lectura del texto, la serpiente que parece en el texto, en la cultura en la que se escriben los textos bíblicos, era como una especie de dios de la fecundidad… todo eso de la manzana no está en el texto, el árbol es del Bien y del Mal y la tentación no empieza porque comen de ese árbol, sino porque entra en diálogo con la serpiente…:

‘--¿Ah podés comer de todo?

--Sí, menos de ese árbol.

--Ah, porque si comen de eso podrán ustedes ser como dioses.’

Ese es el texto, si lo leen tiene mucho contenido, ‘podrán ustedes ser como dioses’, y bueno la soberbia es querer ser como dioses, esa es la realidad. Olvidarnos de nuestra creaturidad, de Él y en el fondo es meterse en la ley de la selva, es meterse en la lucha por sobrevivir y vivir de esa manera queriendo ser como dioses, cuando de pronto te das cuenta que no podemos ser como Dios.”

Monseñor Martínez ahondó en la explicación de qué es la humildad, “es una virtud que es clave para nosotros los cristianos. Es clave porque en primer lugar desde la humildad, la humildad no es flagelarse y decir qué pecador que soy, no es eso. La humildad es tener una comprensión de que yo solo no me autoabastezco, de que solo no podemos, de que todo lo que hacemos, de alguna manera, es relacional y somos necesitados… La humildad es aceptar que podemos, que tenemos dones que Dios nos da, por eso dice que hay que amarlo a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos, o sea, también es bueno amarse, pero también saber cuáles son nuestros límites y sabernos necesitados, reconocer nuestra creaturidad. La humildad nos permite caminar bien…. hay una frase filosófica que es muy elocuente en esto, y que yo muchas veces la digo, ‘la plenitud de la existencia se da en los límites de la propia esencia’, esta es la frase filosófica de Santo Tomás. Somos plenos, cada uno puede ser pleno, desde los límites de nuestra propia esencia. Entonces, yo sabiendo cómo soy, sabiendo cuáles son mis propios límites y cuáles mis dones, puedo ser pleno, podemos ser plenos, pero si uno no es capaz de aceptarse y de reconocerse,… difícilmente uno pueda proyectarse plenamente… porque la soberbia es la que alimenta la posibilidad de creernos lo que no somos y pretender y pretender más, y más, y más. Hay veces que uno dice, ‘qué necesidad tienen de tener más’, porque esto de la corrupción tiene que ver con querer más y más y entra en plata mal habida y entra en tanta situaciones, cuando por ahí no se necesita. Por eso esto de la humildad, para nosotros los cristianos es una clave y en la cartita cuaresmal pongo algo que es muy propio de nuestro discipulado cristiano, y que se diferencia de muchas otras propuestas que plantean la perfección, muchas propuestas parten y plantean la perfección, entonces, realizamos un camino equivocado, buscamos la perfección, pero como una construcción propia, bueno eso no es el cristianismo… ‘El seguimiento de Jesucristo, el Señor, no tiene nada que ver con una búsqueda de perfección personal lograda como fruto de nuestro esfuerzo. Cuando experimentamos esto podemos creernos que somos mejores que los demás, y pretender que los otros sean como nosotros. En realidad esto tiene poco que ver con la propuesta del Señor’.”

Aclaró la importancia de reconocerse pecador, “Empezamos a comprender el camino que nos propone Cristo, el Señor, cuando nos damos cuenta que somos pecadores, frágiles y pobres, y necesitamos del abrazo misericordioso de Dios…’ Esto es fundamental, cuando nosotros experimentamos que somos necesitados de Él, nuestra creaturidad, que no somos dioses,… cuáles son nuestras flaquezas, nuestras adicciones, porque no solamente hay que consumir drogas para ser adicto, hay otras adicciones, muchísimas que tenemos. Cuando uno es capaz de reconocerse y decir ‘esto sé que me va complicando y no lo puedo parar’, porque hay adicciones que tenemos, que decimos, que sabemos que está mal y seguimos adelante, eso es justamente una adicción… cuando uno es capaz de darse cuenta, es ahí cuando nosotros podemos iniciar el discipulado, porque también sabemos, porque Jesús nos enseñó, que Dios no es un Dios castigador, creador y está distante y lejos de nosotros. Sabemos que Dios es Padre y nos está esperando, como la parábola del Hijo Pródigo, que el hijo vuelve y el otro que se creía como perfecto cuestiona, ‘por qué este era pecador recibe el abrazo y el beso, la fiesta del Padre’. Esto es un elemento, un componente que uno lo puede llevar a la cotidianeidad de nosotros mismos de muchas maneras. ¿Experimentamos que Dios nos ama? Este es un elemento para este camino del discipulado cristiano, experimentar el Amor de Él y que no es a cambio de nada, Dios nos Ama con gratuidad. Es el Amor Misericordioso que Dios te tiene, te espera. A pesar de que nosotros, desde nuestros estilos de vida, a veces nuestras adicciones, problemas, creemos que no podemos dar el brazo a torcer y podemos.”

Monseñor manifestó que las elecciones erradas se pueden revertir con la reconciliación y con el amor misericordioso al prójimo, “Construimos mal y por ahí estamos sabiendo que estamos caminando, aún construyendo mal y no paramos. Muchas veces la gente dice ‘por qué me pasa esto a mí’ y te pasa porque vos hiciste opciones erróneas, fuiste haciendo opciones erróneas y sos libre… El mal que yo hago complica a todos y cualquier forma de adicción, complica a los hijos, a la mujer, la mujer al marido… Entonces, podemos desde los límites de nuestra propia esencia volver, volver al abrazo del Padre, a un Dios que te espera, que te Ama, que es Misericordioso. Nosotros hablamos del Sacramento de la Reconciliación y es eso en realidad, Dios usa las mediaciones y nos usa como instrumentos, para eso. Podemos volver. Cuando experimentamos el Amor Misericordioso y la gratuidad de ese Amor Misericordioso, es cuando nosotros, por esa gratuidad, podemos amar con misericordia a los demás…no se puede entender un cristiano que no ame con misericordia a los demás, que se desinterese de los demás, que haya excluidos en su horizonte, es un componente necesario del discipulado cristiano la caridad e ingresamos al Amor justamente por la humildad. La humildad es la virtud que nos permite entrar en este circuito de sabernos amados y de poder amar con misericordia.”

Monseñor Juan Rubén recordó la importancia de ser misericordiosos y al momento de marcar un error hacerlo con corrección fraterna desde la mirada del Evangelio, “Cuando uno juzga a una persona, es cierto que por ahí tiene que entender, no es que uno va a justificar el mal que hace, pero uno tiene que partir del otro para no condenar, para no juzgar, para poder salir misericordiosamente hacia los demás. Y nosotros cuando decimos esto lo pensamos en estos términos, parecería un poco más lejano, pero esto se da entre nosotros que rápidamente nos olvidamos que fuimos amados nos olvidamos de lo que tenemos como don y empezamos en seguida a condenar, condenamos al otro, en la familia, rápidamente, condenamos a los que están en nuestros trabajos, compañeros nuestros, condenamos y condenamos, es una actitud de alguna manera que contradice el Evangelio, porque el Señor lo primero que nos dice y nos habla es de la corrección fraterna. ‘Primero, antes de murmurar y de calumniar, llama a tu hermano y dile lo que está haciendo mal, según tu punto de vista’. Hay que decirlo con caridad obviamente, porque si uno lo llama para retarlo también es difícil que el otro te acepte algo, pero con amor, la corrección fraterna, después uno verá otros aspectos.”

Reiteró el daño que provoca la soberbia, “En nuestra sociedad, la soberbia nos pone a todos en una situación de locura, porque en el fondo cuando vemos estas locuras estructurales de corrupción,… es porque falta la humildad… Y porque falta la humildad, falta la experiencia verdadera del amor, del amor que nosotros recibimos, y que nosotros tenemos que dar, dando la vida, abriendo nuestra vida a los demás de verdad. Esos puentes de amor te oxigenan, y te dan alegría, te hacen feliz… ‘En esta carta cuaresmal no puedo extenderme en conceptos que desde la misma Antropología, o bien la Psicología se pueden indicar como claves para sanar muchas estructuras de corrupción y pecado que ensombrecen nuestros ambientes cotidianos. Sólo quiero señalar que “el amor” que se vive como donación, que sale hacia el otro, y sobre todo el amor que privilegie al pobre que necesita con misericordia nos sana, nos desenreda, nos desneurotiza y sobre todo nos permite vivir la propuesta del Evangelio, que nos hace Jesucristo, el Señor...’. Bueno esto es lo que vamos a vivir en la Pascua, porque es la celebración del Amor, de un Dios que nos Amó, se encarnó, no necesitó mostrarse grandilocuente, se hizo uno de nosotros. Un Dios que da la vida, que muere. Que es incomprensible para quienes esperan un Mesías poderoso. Es el camino de Dios, el camino que da la vida. Tiene la hondura que nosotros como discípulos tenemos que entender. Que cuando entendemos esto de la Pascua que la celebramos en la Eucaristía, actualizamos eso, la Pascua en cada Misa, entendemos que el Amor es la clave, este Amor al que se ingresa, ir la humildad es la clave para mejorar nuestros ambientes, para sanarlos. El perdón, esta capacidad para decir ‘mira me equivoqué. Estuve mal en esto’. Esa capacidad para ir al otro, de dar el brazo a torcer, nos cuesta esto, lamentablemente.”

Destacó la importancia de ser sabios y amar lo que se hace, “La humildad que nos abre al amor y a todo esto también es la clave, y esto se los quería decir como ustedes son docentes y yo creo que este es un tema que también necesitamos acrecentarlo, la humildad es un camino indispensable para la sabiduría, esta es la otra expresión. La sabiduría no es la referencia meramente a algo que tiene que ver con el saber científico. Sino que es el saber que se puede llegar a tener… no es necesario ser un doctor en no sé qué para tener sabiduría. A veces, nuestra gente de un barrio puede tener sabiduría. La sabiduría es algo distinto al saber científico propiamente dicho. La sabiduría es del sensato que tiene el sentido común y que tiene una capacidad desinteresada de poder juzgar y discernir, hay mucho título y está bien que tengamos títulos, doctorados, licenciaturas, pero necesitamos gente que tenga sabiduría. Es lo sapiencial y falta un poco eso. Podremos construir una cultura mejor en Misiones, en donde estemos, cuando uno no solamente estudie para zafar y conseguir la titulación y después llamarme esto o llamarme lo otro. Cuando uno ponga esto del amor en lo que hace, gente que ame lo que hace, que lo haga con gusto, con disfrute, es allí donde se dan situaciones de sabiduría. Por ahí podemos tener muchos profesionales, pero la sabiduría es mucho más.”

Asimismo, el Padre Obispo compartió recuerdos de su formación en referencia a la sabiduría, “Cuando yo estudiaba Filosofía y Teología, tenía muchos profesores, y siempre decía ‘tengo muchos profesores, pero maestros tengo pocos’. Hay muchos profesores, pero maestros, estos que enseñan mucho más, tuve algunos, no tantos. Que me provocaban, por la síntesis, por lo que decían, por la expresión, por cómo lo vivieron, eran maestros. Los maestros son los que en definitiva van generando ambientes espectaculares… La humildad es la vía de acceso a la sabiduría. Es cierto que puede haber un científico sabio, por supuesto y que los hay los hay, pero el científico sabio no hace alarde de lo que es. Está bien tenemos que presentar nuestro currículum, obvio, pero no necesita mostrar, porque es. El que es, es, no necesita mostrar lo que es. En lo que dice, en lo que vive, en su estilo, sin ponerse etiquetas. La sabiduría se manifiesta…Únicamente la humildad, por eso no hay tantos sabios en nuestro tiempo, no hay tantos maestros. La humildad es la puerta de acceso al amor, y el que ama tiene algún direccionamiento a la sabiduría…”

“Pidamos al Señor que esta Pascua, que es la fiesta de la caridad, del amor donado nos permita también a nosotros amar y amando sanarnos.”, concluyó el Obispo Martínez.

Cuando terminó su exposición, los directivos mantuvieron un ameno y activo diálogo con él, donde le consultaron por distintos temas de interés vinculados a los desafíos que la vida institucional educativa presenta en la actualidad.

Al final del retiro se sirvió un almuerzo de camaradería, que permitió el intercambio entre los participantes provenientes de las distintas zonas de la Diócesis, y con la alegría de compartir una jornada que posibilitó dedicarse exclusivamente a “alimentar” la vida espiritual y comunitaria de quienes se desempeñan en la conducción educativa.

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