06 de Octubre del 2016 | Rectorado

En el ISARM se celebró el egreso de 466 nuevos profesionales

El Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoya, como cada año, realizó tres Actos de Colación de Graduados 2015-2016. Dos de los cuales fueron en la Sede Posadas, uno por la mañana y otro por la tarde, del día viernes 16 de septiembre. En la Sede Eldorado el acto se llevó a cabo el jueves 8 de septiembre a las 19.00.

El total de nuevos profesionales llegó en este año a 466, de los cuales 26 recibieron sus diplomas en la Sede Eldorado, en una ceremonia verdaderamente emotiva compartida con las personas más importantes para  los egresados. En Posadas, fueron 440 los profesionales docentes y técnicos que se alzaron con sus certificados.

En el acto que se realizó en el Salón Auditórium de la Sede Posadas estuvieron presentes la Rectora, del ISARM Magíster María Eva Lescano de Borkoski; la Vicerrectora, Licenciada Miriam Carolina Alves;  la Secretaria Académica, Magíster Carmen Noemí Clérici y el Apoderado Legal, Doctor Jorge Emilio Luengo. También acompañaron Directores de Formación Inicial, Coordinadores de Carreras, Docentes y Preceptores, quienes que en esta oportunidad fueron invitados a entregar los diplomas junto con los Coordinadores. Asimismo, participaron invitados especiales de otras instituciones, el Director del Liceo Naval Militar "Almirante Storni" Capitán de Navío Francisco Daniel Pellegrino, el Director de la carrera de Abogacía de la Sede Posadas de la Universidad Católica de Santa Fe Doctor Jorge Falero y la Directora Ejecutiva del Servicio Provincial de Enseñanza Privada de Misiones Licenciada Lilian Pritz Nilsson. Los egresados, junto a sus familiares y amigos, fueron los protagonistas.

El Presbítero Miguel Ángel Moura fue el encargado de realizar la oración en el acto de la mañana y de la tarde. Durante la misma invitó a los presentes a abrir el corazón a la Gracia de Dios. También expresó “(…) El Apóstol Pablo nos enseña que ‘en toda ocasión hemos de dar gracias a Dios Padre, por medio de Cristo, con el cual nos ha dado todo, por haber sido hechos hijos de Dios. El tesoro de su Gracia ha sido un derroche para con nosotros. Nos ha sacado del dominio de las tinieblas y nos ha trasladado al Reino de Su Hijo muy Amado’. Reconociendo por tanto los beneficios de Dios queremos darle gracias por estos años de formación en esta Casa, queremos elevar nuestra Acción de Gracias a Él por tanto Amor, por aquellas personas que nos han acompañado, que nos han guiado, que han querido sacar de nosotros lo mejor.  Recordemos también que hoy no concluye nuestra tarea, nuestro caminar, llegamos a una meta, pero nos lanzamos nuevamente. Hoy al llevar este recuerdo, este pergamino, es importante que no lo hagamos simplemente para ponerlo en la pared  o tenerlo guardado, sino que sea para nosotros un recuerdo vivo del esfuerzo, la lucha, del caminar (...)”. Luego procedió a realizar la bendición de los diplomas, de los egresados y las personas presentes e invitó a rezar el Padrenuestro.

El discurso de los egresados estuvo a cargo, por la mañana, de Jorgelina Vanesa Gross, egresada del Profesorado de Psicología quien señaló “(…) Es un profundo honor y agrado el poder dirigir estas palabras en nombre de cada uno de los graduados y compañeros de nuestro querido Instituto, en este día tan importante,  para cada uno de nosotros.

Sin dudas  hoy es un día cargado de suspiros y me pregunto si habrá algo más genuino y sincero que un suspiro, creo que no. Un suspiro no se puede fingir, es el resumen de todo lo que sentimos y hoy hay mucho que sentir.

Una vez un famoso dijo ‘todos nuestros sueños se pueden volver realidad, si tenemos el coraje de perseguirlos’ y estoy convencida que este Auditórium está lleno de jóvenes que hace algunos años decidimos perseguir aquello que era nuestro sueño, ser profes, locutores, técnicos, psicopedagogos, en fin, ser un profesional  y lo logramos porque hace solo unos meses rendimos la tan ansiada y esperada última materia y hoy estamos juntos para recibir el diploma, pero aunque este diploma marque el fin de una gran etapa en nuestras vidas, también nos marca el inicio de una mucho mejor. Es por esta razón que para dar comienzo a lo nuevo, no podemos olvidar lo atesorado en estos años, experiencias, logros, tropiezos, encuentros, desencuentros, amistades, risas, alegría, lo aprendido y aún lo desconocido y seguramente muchísimas cosas más que estarán pasando por nuestros pensamientos en este momento, pero lo importante de todo lo vivido es justamente que fue necesario vivirlo para poder llegar y aunque hoy todos llegamos a la misma meta, seguramente en el camino fuimos superando obstáculos, miedos, metas personales, victorias que nos hicieron más fuertes.

(…) creo que podríamos pasarnos horas contando infinitas anécdotas y experiencias compartidas, aunque lo más importante es que podamos recordar cada uno de los aprendizajes como un tesoro en nuestro corazón y traerlos a la memoria en los momentos de duda. En cuanto a este día el desafío es seguir, seguir siendo auténticos y genuinos a nuestra vocación, porque esta es la esencia que nos permitirá continuar sin importar los obstáculos que tengamos que atravesar. El desafío de seguir la excelencia siempre y la constante formación ¿Por qué? Porque la graduación es sólo un concepto, en la vida real nos graduamos todos los días. La graduación es un proceso que continuará hasta el último día de nuestras vidas, si podemos entender esto, marcaremos una diferencia.

Antes de finalizar quiero dar un agradecimiento especial a cada uno de los profes que nos acompañaron en este recorrido, sin dudas ellos son una pieza importante en nuestra formación. Agradecer a nuestras familias por el apoyo incondicional y el aliento en los momentos de adversidad. Por último, el agradecimiento a la Persona más importante, que si no fuese por su ayuda, su Amor y su Misericordia, no lo hubiésemos logrado, gracias amado Dios.

Para terminar y como lema de nuestra vocación me gustaría citar lo que dijo el Apóstol Pablo en la Biblia: ‘todas vuestras cosas sean hechas con amor’ (1 Cor. 16, 14). Podemos estar seguros de esto, si en cada cosa que hacemos, desde lo más pequeño e invisible, hasta lo más grande y  descomunal, somos capaces de hacerlo con el corazón y llenarlo de amor será una obra extraordinaria.

Queridos compañeros esforcémonos y seamos valientes no tengamos miedo ni desmayemos esto recién empieza, pero no estamos solos, Dios nunca nos desampara (...)” 

Por la tarde, el discurso lo realizó Julieta Báez, egresada de la carrera Formación de Psicopedagogos/as. Comenzó diciendo que era un honor y una responsabilidad para ella ser quien debía decir unas palabras en un día tan especial, “(…) en el cual compartimos la alegría y el orgullo por haber culminado un ciclo tan importante en nuestras vidas. Por ello, en nombre de los egresados de las distintas carreras de esta Institución desearía agradecer a cada uno de los que han contribuido en este camino de aprendizajes, sin olvidar que desde cada espacio todos sembraron en nosotros no sólo conocimientos sino valores, oportunidades y experiencias imborrables.

Los invito a echar atrás una mirada en el tiempo, tal vez unos 4 o 5 años antes  y recordar el primer día que comenzamos esta etapa de incertidumbres, miedos, expectativas y deseos. Algunos de aquí, otros de allá, llevando mochilas diferentes, pero con metas similares. Algunos recién salidos de la escuela secundaria, otros ya con alguna profesión. Algunos con muchas dudas y otros muy seguros de su elección vocacional, pero todos con la ilusión de emprender un proyecto de crecimiento personal, académico y profesional. 

(…) sería difícil olvidar las mañanas y las noches enteras de estudio  entre compañeros, algunos en el buffet, otros en el patio, en la biblioteca, en los pasillos de la facultad, en la casa de amigos, haciendo trabajos prácticos a contratiempo o preparándonos para algún parcial.

Como no recordar las sensaciones al rendir la primera mesa de examen. El bautismo de la carrera, las reuniones en el patio con los equipos de mate o de tereré siempre infaltables, la fiesta de los talentos, el día del estudiante. Sí, seguro ninguno será igual que el mismo de aquella vez que ingresó a esta institución, a esta ciudad y a este submundo universitario donde abundaron los tropezones, las satisfacciones, las amistades, la nostalgia de extrañar a las familias, la casa por meses y meses.

Creemos que este trayecto nos ha permitido no solamente aprender cosas para nosotros mismos, sino también para poder mirar el escenario social actual, con sus desafíos y buscar promover en él nuevos horizontes, abrir nuevos caminos, generar propuestas innovadoras, reflexionando y replanteándonos constantemente acerca de nuestra práctica, con la firme convicción de que asumimos un compromiso ético, personal y profesional con la comunidad toda. Por estas razones y por las que traemos cada uno aquí  es que consideramos este acto un símbolo de triunfo para cada uno de nosotros y sobre todo de aquellas personas que estuvieron acompañándonos y que tal vez hoy ya no están, pero que sin ellas no hubiera sido posible. (…)”

La Rectora del ISARM, también brindó unas palabras. Agradeció la presencia de los invitados especiales, de los familiares y amigos de los egresados y a éstos les dijo “(…) fundamentalmente quiero agradecer a cada uno de los egresados, por permitirnos compartir sus vidas, por permitirnos ser parte de sus sueños (…) Es para mí un privilegio, un honor muy especial, hablar en nombre de todos los que conformamos el Instituto Montoya, en nombre de todo ese equipo que se pone en marcha para estar junto a ustedes en el camino de formación que han elegido.

La razón que hoy nos convoca es celebrar juntos ese logro, que para ustedes es la concreción personal de una etapa para dar inicio a una nueva, y para nosotros es el cierre de una intención académica. Fundamentada en el objetivo principal de acompañarlos en el proceso de formación (...)”.

También la Rectora les remarcó la importancia de ser profesionales comprometidos en la tarea que emprenderán.  “(…) Dentro de algunos momentos los escucharemos pronunciar el juramento profesional, comprometiéndose a llevar adelante una vida profesional cuya labor estará sustentada en la ética y en la búsqueda del bien común. Quizás este juramento pronunciado a ritmo de coro suene un poco impersonal, pero les pido especialmente que en el interior de sus corazones reflexionen sobre el profundo significado de cada una de las palabras que forman parte de ese compromiso. No son tiempos fáciles y el juramento compromete mucho. Compromete a buscar una sociedad más justa. Compromete al desempeño ético como ciudadano argentino. Compromete a bregar por la justicia y la dignidad del hombre. ¿Es simple transitar con fidelidad este camino que propone el juramento?  En absoluto. El contexto nos da suficientes indicadores como para que sin dudarlo aseveremos que hay una compleja realidad (…) Sin embargo, hay esperanza  porque es el tiempo de ustedes, de los jóvenes. Esperamos que este compromiso que hoy pronuncian los lleve a participar activamente, con una actitud prudente y crítica, alimentando un terreno ético fructífero.

Recuerden siempre que la sólida formación científica es importante, es verdad, pero su valor se desmerece por completo si no la impregnamos de una verdadera competencia ética. A partir de hoy son egresados del Instituto Montoya, esto tiene una marca particular, se han formado en una Institución con 56 años de historia. Una Institución que superando diferentes obstáculos y renovando permanentemente sus principios educacionales, es muy reconocida en la región y en el país. Una Institución que se preocupa por formarlos integralmente como profesionales (...) Esa es la marca. Sean ustedes queridos egresados dignos representantes de este sello. Cada una de nuestras carreras tiene como centralidad a la persona y en torno de este eje hemos debatido, buscado ideas, soluciones, estrategias para que a través del trabajo profesional comprometido encontremos el modo de ser protagonistas de verdaderos y de valiosos cambios. (…) sean ustedes fidedignos hacedores del bien común, sean profesionales de auténtico compromiso social, amen la profesión que han elegido, crean en ella, sean conscientes de que ese amor implica siempre responsabilidad con la tarea, compromiso con la formación permanente y una actitud de entrega constante. No conviertan el trabajo en una rutina superflua, asúmanlo con esfuerzo y con pasión, miren críticamente a su alrededor, lean las necesidades de sus semejantes, sosténganse en una visión humanística orientada por los principios que juntos, en esta Casa, cultivamos. Sean modelos de ciudadanos auténticos y valiosos. La Argentina necesita de ustedes, los necesita plenos, leales y fieles a los valores, los necesita coherentes entre el decir que hoy prometen y el hacer profesional que los espera.

Gracias por habernos confiado su camino de formación.  Hoy el Montoya confía plenamente en ustedes. Hasta siempre.”

Seguidamente la Rectora procedió a tomar juramento a los egresados y luego el Coro “Padre Antonio Sepp” del Instituto, dirigido por los profesores Lucas Pérez Campos y Julián Texeira, interpretaron dos canciones: “Yo vengo a ofrecer mi corazón” de Fito Páez y “Para cantar he nacido” de Peteco Carabajal. También hizo su presentación el Taller de Danzas Latinoamericanas, dirigido por la profesora Berenice Oliveira, quienes presentaron un ensamble de tres fragmentos, compuestos por músicas emblemáticas de nuestra región, iniciaron con “Canto al Río Uruguay”, continuando con “El Mensú” (ambas obras compuestas por Ramón Ayala y Vicente Cidade), y finalizaron con el himno a nuestra identidad provincial, “Misionerita”, compuesto por Lucas Braulio Areco. Todas las piezas fueron interpretadas por el Coro del Montoya.

Como cierre del acto los nuevos profesores y técnicos recibieron sus diplomas de manos de los coordinadores y preceptores de una de las carreras de Profesorados y Técnicas.

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