23 de Diciembre del 2023 | Comunidad Educativa ISARM

Monseñor Juan Rubén Martínez presidió la Misa de Acción de Gracias

En preparación a la Navidad, Monseñor Juan Rubén Martínez detalló, “este tiempo de esperanza, en la Liturgia, nos permite ser puentes de ese amor. Qué bueno es decir esto para todos, pero mucho más decírselo a los docentes. … un docente está llamado a amar, esa es la realidad.”

En la Sede Campus se congregó el jueves la Comunidad Educativa del Instituto Superior “Antonio Ruiz de Montoya” para dar gracias a Dios por el año transcurrido. La Celebración Eucarística fue presidida por Monseñor Juan Rubén Martínez, Obispo de la Diócesis de Posadas, en el SUM de la UCAMI. Concelebraron el Presbítero y Licenciado Sebastián Escalante, Coordinador y docente del Profesorado de Educación Secundaria en Filosofía; el Presbítero y Profesor Jorge Benchaski, Coordinador del Profesorado en Ciencias Sagradas y del Centro de Teología y Filosofía; el Presbítero Miguel Ángel Moura, Asesor Espiritual de la Sede Centro; el Presbítero y Licenciado Javier Krauwczuk, Asesor Espiritual de la Sede Campus, docente de la casa e integrante del citado Centro.

Durante su homilía, Monseñor Juan Rubén, expresó, “muchas veces en la Misa, vamos agradeciendo el obrar de Dios en la historia, en la historia que vamos transitando en la cotidianidad. Esa historia que, con la presencia de Dios, con su gracia, se va haciendo historia de la salvación.”

Agregó, “Queremos agradecerle por muchas cosas que ustedes tienen en el corazón…Gente que puso el corazón, gente que trabajó, algunos se jubilaron, otros siguen adelante. Hay tantos motivos y cosas que queremos agradecer y también pedir. Porque sabemos que la historia es dinámica. Y nosotros también, con el discernimiento de espíritu queremos también ver cómo vamos respondiendo… como institución educativa, nada más y nada menos que el Instituto Montoya con tanta historia… cómo va respondiendo a los tiempos, a los distintos momentos, a las épocas, cómo va actualizándose.”

El Obispo señaló, “cómo va respondiendo a los tiempos, a los distintos momentos, a las épocas, cómo va actualizándose. Qué lindo es hacerlo en este tiempo del Adviento.

El tiempo del Adviento es un tiempo litúrgico. La Liturgia es la fuente de espiritualidad más rica que tiene la Iglesia, los textos que vamos escuchando, los signos, los gestos, las palabras. Es la fuente de espiritualidad si vivimos bien esto, nos puede enriquecer para prepararnos como el tiempo de Adviento que nos va llevando, nada más ni nada menos, que próximamente a celebrar la Nochebuena y la Navidad. Celebrar el amor de Dios, celebrar su misericordia. Los textos litúrgicos del Adviento nos ayudan a esto. 

Es cierto lo que nos pasa en el Adviento, están los exámenes, el cierre del año, es complejo… tratemos por lo menos, … de que nos ayude la Liturgia que vamos participando, a preguntarnos sobre lo esencial. Si somos cristianos, si lo somos de verdad. 

El Adviento es un tiempo lindo, es un tiempo de esperanza.”

Remarcó Monseñor Juan Rubén, “cuando celebremos la Nochebuena, celebraremos el amor de Dios, de un Dios que no es meramente algo abstracto, no es meramente el Creador. Es mucho más. Es un Dios, que tanto nos ama, que quería estar en medio nuestro.”

“…se hizo uno de nosotros. Como dice el prólogo de Juan, «Y la palabra se hizo carne y habitó entre nosotros.»

En preparación a la Navidad, detalló, “este tiempo de esperanza, en la Liturgia, nos permite ser puentes de ese amor. Qué bueno es decir esto para todos, pero mucho más decírselo a los docentes. En realidad, es para todos, pero un docente está llamado a amar, esa es la realidad.”

“… uno ama cuando hay vocación, obviamente. Cuando tiene gusto por lo que hace. Y va dando su vida, esa es la realidad. El que ama da la vida.”

El Obispo puntualizó, “solo, el que ama puede ser feliz, … y todos estamos llamados a la felicidad. El que se enreda, el que todo el tiempo está ensimismado, en el delito de murmurar, de calumniar, de ver siempre el defecto del otro, es una forma de delito, en el daño no es feliz.”

Como una expresión de deseo, Monseñor dijo, “Ojalá que nosotros, en nuestro ámbito, la docencia, la formación de los educadores, en esta historia que tiene el Montoya de ser la institución más antigua en la provincia y en el NEA, … que nunca perdamos la esencia de sabernos necesitados y pequeños. … porque de los pobres es el Reino de los Cielos. De los soberbios, solo sacamos mediocridad. … Ojalá que entendamos, que la pequeñez es la puerta, de lo que necesita nuestro tiempo, de lo que necesita nuestra cultura, nuestra patria. Pidamos en esta Eucaristía que, así como Jesús, Dios, quiso nacer en la pequeñez, nosotros podamos crecer, siempre crecer, pero siempre desde lo pequeño y desde lo humilde.”, concluyó.

 

Camaradería y festejo

Antes de iniciar la cena de fraternidad, la Rectora Magíster Natalia Navas, destacó, “Acabamos de celebrar y compartir todos una Misa de Acción de Gracias, y ahora es el momento de pasar entre todos esta instancia de cierre.”

En nombre del Equipo de Conducción, agradeció al personal por el trabajo realizado, resaltó el “compromiso de cada uno de ustedes, sobre todo el servicio y el amor que han puesto en nuestros estudiantes y sus familias.” Agregó, “estamos cerrando los 63 años del Instituto Montoya, que está siempre creciendo...” Precisó la Rectora, el fortalecimiento logrado “el trabajo que … realizan y, sobre todo, hacen crecer esta comunidad que es el Instituto Montoya.”

Luego el Presbítero Moura, bendijo los alimentos para dar lugar a la cena que contó con momentos de entretenimiento y música para celebrar los logros del año transcurrido.

Lista de Categorías