27 de Junio del 2025 | Entrevistas
Monseñor Martínez: “El Montoya sigue generando respuestas para el desafío que implica la educación”

InfoMontoya: ¿Qué reflexión puede hacer en torno a los aportes de Instituto Montoya a la sociedad, a 65 años de su fundación?
Mons. Martínez: Debemos tener un profundo agradecimiento a Dios en primer lugar, por lo que significa el Instituto Montoya para la provincia de Misiones y para la región. Un profundo agradecimiento a la Iglesia, que creó la diócesis de Posadas en el año 1957; y un profundo agradecimiento al primer Obispo, a Monseñor Jorge Kemerer, quien vio la necesidad de formar docentes como respuesta a la gran cantidad de establecimientos surgidos en los años 60. Él, junto a un equipo de laicos excelentes, pensó la necesidad del Instituto Montoya como una respuesta a la educación, pero sobre todo para formar a los educadores. Fue una intuición muy buena. Y también es bueno entender que tuvieron esa captación en un momento muy adecuado, cuando Misiones pasa de ser territorio nacional a provincia y comienza a manifestarse un crecimiento demográfico muy grande. Eso implica cantidad de necesidades básicas que se requerían en todos los órdenes. Había que pensarla en temas de salud, había que pensarla en temas de educación, como respuesta a la cantidad de población, de crecimiento demográfico. La respuesta educativa se fue concretando desde la gestión pública estatal, pero también desde la gestión de la Iglesia Católica… Creo que ahí, en ese contexto, el Instituto Montoya constituyó una respuesta excelente.
InfoMontoya: ¿Fue un instituto de vanguardia, en cierto sentido?
Mons. Martínez: No fue un instituto que se sumó como algo más, sino que fue la respuesta a la capacitación de los docentes que empezaban a ser claves en una población que se duplicaba, que se triplicaba, y que requería docentes preparados. No sé si en la Argentina hay un instituto que haya estado tan implicado en el tema educativo como el Montoya… Obviamente que después hubo ya la necesidad de una universidad y nació la Universidad Nacional de Misiones… Pero el Instituto Montoya es emblemático. En 65 años, durante toda esa etapa y durante este tiempo, sigue generando respuestas y buscando caminos para el desafío que implica la educación.
InfoMontoya: ¿En qué consiste la relación del Instituto Montoya con la evangelización?
Mons. Martínez: La razón de ser de la Iglesia es evangelizar. O sea, desde el Evangelio, desde la buena noticia que Jesús nos enseña; es llevar lo que Jesús nos enseñó, que son valores. Obviamente anunciamos que Dios es amor, anunciamos el valor de la Justicia, anunciamos que el otro es clave en el crecimiento humano, con las enseñanzas de Jesús… Estamos hablando también de la palabra humanización, porque todos estos valores humanizan. Evangelizar humaniza y educar humaniza. Entonces hay una estrecha relación. La educación es como una clave para que un niño, un adolescente, un joven, vayan plenificándose en valores que los humanizan. Y obviamente esto está ligado al Evangelio.
InfoMontoya: El Papa Francisco decía que la educación es un acto de esperanza… ¿De qué manera usted piensa que el Instituto Montoya colabora en mantener viva esa esperanza?
Mons. Martínez: Desde ya que cuando nosotros planteamos una educación en valores que evangelice, que humanice, estamos planteando entonces una persona que esté activa en la esperanza. Una esperanza activa, no una mera esperanza descomprometida, que diga sí, bueno, ya otros lo harán. Estamos pensando en una esperanza en donde nosotros somos protagonistas. Y la historia está haciéndose. Dios obra con su gracia, pero nosotros somos sujetos protagonistas de transformación. Y entonces, la esperanza es el motor que nos lleva siempre hacia adelante, a no bajar los brazos, aún en situaciones complejas y difíciles.
InfoMontoya: ¿Qué desafíos cree que afronta hoy la educación?
Mons. Martínez: Educar es uno de los grandes desafíos. La educación está en la matriz de un tiempo en el que queremos tener esperanza, esa es la realidad. Por eso, cuando vemos muchas sombras, del individualismo, del materialismo, del sálvese quien pueda, de una sociedad del descarte, una sociedad en la que se van generando grietas, donde unos tienen mucho y cada vez más muchos tienen menos, tenemos el desafío de la educación. ¿Qué implica? Que las personas se dignifiquen desde la educación para poder ser más libres, para poder discernir por sí mismos y para que en ese discernimiento tengan valores constituyentes que nos den la esperanza de que mañana, el día de mañana, va a ser un tiempo mejor, y no que esas grietas se profundicen porque son grietas de muerte, y nosotros creemos en la vida.