11 de Agosto del 2017 | Profesorados

Ante la realidad socio política actual

Recordando julio, el mes de la independencia, es bueno detenernos a reflexionar sobre algunos aspectos que hacen a la realidad socio política de nuestro país, más aún cuando nos estamos acercando a las elecciones legislativas del presente año que nos van a llevar a renovar parcialmente el Congreso Nacional y nuestra Cámara de Representantes.

Sin lugar a dudas, el Poder Legislativo es un lugar donde se debe escuchar las necesidades de los ciudadanos, y a través del debate y la reflexión se deben sancionar las leyes para que una sociedad pueda vivir en armonía y paz social.

Por esa razón, los legisladores deben siempre estar a la altura de las circunstancias, informados de los acontecimientos que transcurren a su alrededor y por sobre todo tener la capacidad de escucha y sensatez al momento de legislar.

Como lo han hecho nuestros próceres de la independencia, y todos aquellos que contribuyeron al nacimiento de nuestra nación, las circunstancias actuales nos exigen magnanimidad en todo sentido y en especial a nuestra clase dirigente.

Magnanimidad que se traduce en conocer y trabajar por solucionar los verdaderos problemas de los ciudadanos, superando sectarismos mezquindades y ambiciones personales que no hacen más que acrecentar el malestar social.

Esos mismos, problemas que se reflejan cuando observamos que gran parte de nuestros hermanos sufren condiciones de vida inaceptables para un país que posee tantas riquezas.

Es bueno recordar a nuestros pastores cuando nos decían “en temas importantes y permanentes, sea posible acordar entre los distintos partidos y sectores sociales políticas de Estado que se desarrollen más allá de los cambios de gobierno […] Pensamos en algunos objetivos que deberían ser compartidos por todos, como: la superación de la marginación y la pobreza extrema; la desnutrición infantil; la generación de fuentes de trabajo; el respeto de los derechos humanos y la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural; el fortalecimiento de una educación inclusiva y de calidad; la lucha contra el narcotráfico y la trata de personas; la disminución de la inflación que impide el crecimiento y erosiona gravemente los ingresos de los más pobres; la transparencia en la administración pública y la lucha contra toda forma de corrupción.” (170° Reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina 18 de marzo de 2015).

En ese marco, la idea de independencia se entrelaza estrechamente con plantear un país que sepa dar oportunidades a todos sus habitantes, donde los dirigentes aporten lo mejor de sus capacidades para superar las dificultades que nos tocan vivir.

En Tucumán estuvieron reunidos todos los sectores que aportaron su conocimiento  para que el propósito independentista se lograra, comerciantes, profesionales, militares y sacerdotes, dieron sus opiniones y expresaron su postura pero todos coincidieron cuando, en uno de los primeros actos del congreso fue «después de asistir a la Misa del Espíritu Santo, que se cantó para implorar sus divinas luces y auxilios», juraron «conservar y defender la Religión Católica, Apostólica y Romana» por lo que como argentinos deberíamos volver la mirada sobre aquellos prohombres, que interpretando un creciente sentimiento de libertad de los pueblos a quienes representaban, asumieron la grave responsabilidad de encauzar los ideales americanistas, dejando de lado sus intereses personales y trabajando siempre por el bien común.

Que Santa Rosa de Lima, patrona de nuestro Congreso General Constituyente nos acompañe en este proceso de construir una sociedad justa y solidaria.

Dr. Humberto Tomás Ferreira, Coordinador del Profesorado de Ciencia Política

 

Nota: Este artículo fue publicado en el periódico Signo del mes de agosto de 2017. Se agradece al docente por su redacción.

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