25 de Octubre del 2018 | Centro de Pastoral Institucional

En el Montoya se rezó especialmente por las madres

El viernes 19 de octubre por la mañana en la Sede Central del Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoya y por la tarde en la Sede Campus "Monseñor Kemerer" se realizaron dos celebraciones eucarísticas donde se rezó de manera especial por las madres. Participaron autoridades, docentes, estudiantes y personal administrativo del ISARM.

La Misa de la Sede Central estuvo presidida por el Presbítero Miguel Ángel Moura, Asesor Espiritual. El sacerdote en la homilía expresó tres detalles que el Señor tiene para nosotros y se presentaban en la Palabra proclamada. El primero es tener la marca del Señor en nuestras vidas “(…) ¿Cuándo ponemos un sello? Cuando escribimos una carta para que tenga validez, que tenga peso, ahí lo marcamos, le ponemos el sello (…) Y que bueno es sentirte así de importante, porque estás marcado por el sello del Espíritu Santo y esa es una marca imborrable (…) ¡Qué lindo es sentirte sellados con el Espíritu Santo!

En segundo lugar, somos parte de un pueblo (…) somos parte de su herencia, porque tenemos su sello (…) ¡Qué otro detalle más hermoso sentirse pueblo elegido por Él! Estamos acá, estamos vivos y el Señor nos eligió como herencia de Él (…)  Por eso la invitación de hoy es alabar al Señor por todo lo que nos da, debemos alabarlo con todo lo que somos. (…) El tercer detalle es ´no temas´ (…) Valemos más que los pájaros, hasta nuestros cabellos están contados, somos parte de Él, tenemos su sello en nosotros ¿por qué temer entonces? (…)”

Finalmente, se refirió a las madres diciendo “(…) en esta celebración pidamos a Nuestra Madre que nos ayude a alabar a Dios (…) Y en el día de hoy pidamos en concreto por esa mujer que te cuidó: tu mamá, la abuela, una tía, hagamos un momentito de alabanza y dar gracias por aquella mujer que te dio tanto y tuvo tantos buenos gestos que fueron únicos y son también sellos imborrables.”

En la Sede Campus, presidió la Eucaristía el Presbítero Profesor Julio Omar Centurión. Durante la homilía hizo referencia a la mujer y el don de dar vida. “El don de la maternidad está en el corazón de la mujer y en su vientre, en esos dos lugares (…) Y porque la mujer es la fuente de la vida aquí en la tierra, la serpiente no atacó primero al varón, sino que atacó la fuente que es la mujer, porque envenenado la fuente, envenena toda la humanidad (…) Pero así como por una mujer, por la debilidad, por la desobediencia de una mujer, de una madre entró  el pecado, por otra entró la Gracia, entró la Salvación. A través de la Virgen María se contra ataca el veneno de la serpiente. El único que puede purificar esa fuente de vida es Jesucristo, dentro del vientre purísimo de la Virgen María, por eso me parece muy providencial que en este día que estamos celebrando el día de la madre, en esta Misa, esté la Virgen con nosotros (…)

Fíjense que a través de esta Mujer, de María la Purísima, hemos recuperado otro valor muy importante de la mujer, la femineidad, que es algo propio de la mujer y no del varón. Por ello es que no pueden venir con este proyecto de la educación sexual que hay mujeres con vulva y mujeres con pene, ¿cómo puede ser esto? (…) Nosotros los de Biología decimos genotípicamente no se puede, no puede ser. Dios te ha creado varón o mujer.

Celebrar la maternidad, es celebrar el don de la vida que se da y que se distingue y se da en la persona de una mujer, de una madre, el varón no puede. Por supuesto que se necesita del varón para que nazca un bebé, para que se desarrolle la vida, pero esta vida se desarrolla en el vientre de la mujer. Por eso yo quisiera al finalizar la Misa de hoy bendecir a todas las madres y mujeres presentes (…)”.

 

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