16 de Diciembre del 2013 | Rectorado

10 de diciembre se festejó el día de Nuestra Señora de Loreto

El día martes 10 de diciembre se realizaron misas en todas las comunidades en honor a María de Loreto, porque desde el año pasado Monseñor Juan Rubén Martínez, Obispo de nuestra Diócesis, decretó “Fiesta Diocesana el día de Nuestra Señora de Loreto Madre del Pueblo de las Misiones”. En el caso de la Comunidad Educativa del Montoya y como María de Loreto es patrona de esta casa de estudios, se participó por la mañana en la celebración central que se realizó en el Centro de Peregrinación y Espiritualidad de Loreto y por la tarde se acompañó la Santa Misa que tuvo lugar en el aula magna del Instituto.

La Misa en Loreto fue presidida por nuestro Obispo, Monseñor Juan Rubén Martínez y concelebrada por algunos sacerdotes de la Diócesis. En esta oportunidad hubieron dos momentos claves que hicieron más especial aún la celebración, por un lado el Obispo coronó la imagen de Nuestra Señora de Loreto, reconociendo a la Virgen como Reina de la Creación. Por otro lado, y antes de la bendición final los seminaristas que cursaron este año el Ciclo Introductorio consagraron sus corazones a María, “a la Madre del Sí para estar siempre atentos a la voluntad del Padre”, como lo definió  Monseñor Martínez.

En un segmento de su Homilía, el Obispo invitó a detenerse en una parte del Evangelio que había sido proclamado y que tenía que ver con el saludo del Ángel a María cuando “entró en su casa y la saludó diciendo alégrate, llena de Gracia, el Señor está contigo”, Monseñor Juan Rubén desde este fragmento invitó a los presentes a reflexionar sobre esta alegría que la podemos sentir porque Dios se revela en nuestras vidas y es una alegría que no suprime el dolor, pero por la cual tenemos “la certeza de la Esperanza” que no todo termina en el dolor o el sufrimiento. A partir de este llamado de Dios, de esta manifestación de Él, Monseñor recordó lo que dice una parte del Documento de Aparecida “miren lo mejor que nos pudo haber pasado es haberse revelado Jesús en nuestra vida, esta es nuestra alegría, este es nuestro gozo del llamado de ser cristianos…y  esto es lo mejor que nos pudo haber pasado, haberlo conocido a Él. Porque nuestra vida está cargada de sentido, tiene una razón de ser, tenemos una vocación y una misión, podemos por ahí muchas veces fracasar, caernos, no ser del todo fieles, pero siempre contamos con el abrazo misericordioso de un Padre que nos quiere. Qué lindo es lo que nos pasó y lo que nos pasa cuando nos encontramos con Jesús. Miren, esto es clave, hay muchas propuestas que por ahí nos dejan satisfechos por un rato, pero profundamente insatisfechos, porque son propuestas pasajeras, acá viene alguien que nos hace una propuesta profunda, que nos llena el corazón de alegría y que no nos engaña, porque tenemos una alegría, la alegría de la Esperanza, porque María fue la Elegida y el Ángel en este ‘alégrate María’, no le anunció que no iba a sufrir, María también sufrió por supuesto y no nos engaña, no es la alegría de la carcajada la que limita la cruz y los sufrimientos. La alegría que Ella tuvo en su corazón después le valió muchos momentos de dolor y sino pensémosla al pie de la cruz. Cuando todo había empezado, como el anuncio público de Jesús de pronto todo terminó, parecía mal, pero María estuvo de pie ahí. Esa alegría, ese gozo profundo, le hizo tener la certeza de la Esperanza de que no todo acababa ahí, de que había algo después...”.

Además, durante la celebración el orfebre que realizó las coronas de María y de Jesús, cantó el Ave María y explicó cómo hizo su labor, todo el trabajo que le llevó, porque “al principio no sabía cómo hacerlas, hasta que le pidió a María que le muestre cómo quería la corona”.

Por la tarde, en el aula magna del Montoya, se realizó la Santa Misa que fue presidida por el Presbítero Sebastián Escalante, Coordinador del Trayecto Institucional y del Profesorado en Ciencia Sagrada del Instituto. Participaron de la misma autoridades del Instituto, docentes, alumnos y personal de la casa.

En su Homilía, el Padre Sebastián destacó el encuentro de María con Dios. “María se encontró íntimamente con Dios, a través del Misterio de la Encarnación y esto cambió su vida radicalmente, lo que hizo María fue, así como Dios salió a su encuentro, Ella también salió al encuentro de quien la necesitaba, en el evangelio el relato nos habla que salió para la casa de su prima Isabel. Ella podría haber dicho, bueno soy la Madre del Salvador y me quedo aquí, pero sin embargo tuvo este gesto de salir. A lo largo de la historia María ha salido también al encuentro de tantos hombres y mujeres necesitados llevando al Salvador, llevando Esperanza, porque María sigue saliendo al encuentro y sigue trayendo Esperanza.” También, resaltó el sacerdote que “nosotros en esta hora, el Papa Francisco insiste mucho con esto, estamos llamados a promover una cultura del encuentro… A todos nos cabe un papel fundamental en promover la cultura del encuentro, especialmente a los docentes en la acción pedagógica que realizamos, que también es acción evangelizadora.” En este sentido y para finalizar invitó a todos los presentes, sobre todo a los docentes, a reflexionar sobre si realmente se promueve la cultura del encuentro con el otro que es un hermano o nos vamos mimetizando con la cultura actual que nos vuelve cada día más individualistas, “pidamos especialmente en este día de Nuestra Madre de Loreto, que Ella nos enseñe a ser cada día más hermanos, que Ella nos enseñe a salir sin demora, como Ella lo hizo, al encuentro del hermano”. 

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