12 de Junio del 2014 | Rectorado

El 13 de junio, nacimiento del sacerdote jesuita Antonio Ruiz de Montoya

Con motivo de festejarse el cumpleaños del padre Antonio Ruiz de Montoya, este Instituto estará de asueto el 13 de junio. El padre Montoya nació en Lima, Perú, en 1585; “figura prócer entre los jesuitas que se consagraron a la conversión de los guaraníes”, fue la descripción que le atribuyó el padre Guillermo Furlong.

Fue un jesuita que sobresalió por la evangelización, fundación, construcción y organización de las reducciones guaraníes. La elección del nombre Antonio Ruiz de Montoya desea “honrar a todos los sacerdotes de las misiones guaraníes y a todos los hijos espirituales que actuaron en las Américas y que se distinguieron especialmente en la educación de la juventud americana”, expresó Monseñor Jorge Kemerer, en el discurso de inauguración de esa casa de estudios, en abril de 1960.

El padre Montoya, organizó y llevó adelante el éxodo guaireño, en pos de resguardar a los guaraníes de los ataques de los bandeirantes paulistas (que cazaban a los indios para convertirlos en esclavos, llevándoselos al Brasil) y por los encomenderos españoles de Villarrica y Ciudad Real, según lo relatan la doctora María Angélica Amable y la licenciada Karina Dohmann, en Historia del Montoya, de 2002.

A fin de realizar gestiones ante la Corte de Felipe IV en defensa de los guaraníes, Montoya viajó a Madrid (España), donde publicó sus obras de lingüística: “El Tesoro de la lengua guaraní” y “El Arte y Vocabulario de la lengua guaraní”. También escribió y publicó allí, lo acontecido en las reducciones hasta 1637, en “La Conquista Espiritual”. Estos libros reflejan su profundo conocimiento de la cultura guaraní y de su lengua.

Terminada su misión en España se embarcó rumbo a Lima para entregar los documentos al virrey y completar sus gestiones diplomáticas. Allí se enfermó, pero todavía alcanzó a escribir un tratado de mística: “El sílex del Divino Amor” y una “Apología en defensa de la doctrina cristiana escrita en lengua guaraní”, obras que fueron editadas recién en la década de 1990.

No pudo regresar a las Misiones, pues falleció el 11 de abril de 1652; pero él había manifestado: “no permitan que mis huesos queden entre españoles, aunque muera entre ellos; procuren que vayan donde están los indios, mis queridos hijos, que allí donde trabajaron y se molieron han de descansar.” Los guaraníes hicieron cumplir su deseo, buscaron sus restos y los trasladaron hasta Loreto, Misiones, donde se hallan sepultados.

 

Fuente de la información: http://www.isparm.edu.ar/institucional.php?pageid=biomontoya

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