12 de Abril del 2013 | Rectorado

Se revivió el inicio de la Pascua

El jueves 4 de abril se realizó una pausa a las clases y actividades administrativas para revivir la Pascua. A salón lleno se celebraron dos misas, una por la mañana y otra por la tarde. En esta última se realizó la ceremonia de encendido del cirio, nombre que proviene del latín “cereus” y significa de cera, que es producida por las abejas.

El Presbítero Sebastián Escalante explicó el significado del cirio que tiene una inscripción en forma de cruz, acompañada de la fecha del año y de las letras Alfa y Omega, la primera y la última del alfabeto griego, para indicar que la Pascua del Señor Jesús, principio y fin del tiempo y de la eternidad, nos alcanza con fuerza nueva en el año concreto que vivimos. El Padre le incrustó los cinco granos de incienso (en los extremos y en el centro de la cruz), mientras señaló que simbolizan las cinco llagas santas y gloriosas del Señor en la Cruz. Luego encendió el cirio pascual como símbolo de Cristo – Luz, y lo situó junto al ambo del evangelio, sobre un candelabro adornado y lo incensó mientras se cantó “Esta es la luz de Cristo”.

Este cirio se encenderá en todas las celebraciones durante las siete semanas de la cincuentena pascual, hasta la tarde del domingo de Pentecostés. Luego, también en los bautizos y en las exequias.

Fueron emotivas las dos misas, la matutina a cargo del Presbítero Sergio Domínguez y la vespertina presidida por Escalante, coordinador del Trayecto Institucional y coordinador del Profesorado en Ciencia Sagrada.

En su homilía Domínguez afirmó que “a veces los seres humanos no tenemos tanta fe, por más que veamos no creemos”, no aceptamos realidad.

Resaltó que “la paz es un símbolo de Pascua. El corazón que tiene paz, es un corazón resucitado. Porque la Pascua es el paso de lo viejo a lo nuevo, del pecado a la gracia,  del odio al amor, de la muerte a la vida, de la ignorancia a la sabiduría”.

Al comenzar este nuevo ciclo, invocó al Señor para que “nos regale su paz, su amor, su alegría, que disipe toda duda que tengamos, que nos ayude a ser testigos de su resurrección, ahí donde nos toca vivir. Como alumnos ser responsables, esforzarse para cumplir con las tareas, ser responsables con los padres.”

En tanto que el Padre Sebastián reanunció la alegría de Cristo resucitado. Recordó que “muchas veces caminamos en oscuridades. Cristo es la luz que viene a iluminarnos, que nos hace posible el caminar”. Realizó un parangón entre la realidad y lo que podemos hacer con ella, al respecto expresó que “en nuestra época tenemos muchas oscuridades, por las que lamentablemente no avanzamos, que  nos dejan con temor, paralizados”.

Invitó a los feligreses a gritar las oscuridades que en nuestro mundo aparecen, y los jóvenes mencionaron “la violencia, las adicciones, la pobreza, la prostitución, los atentados contra la vida, el egoísmo, la desunión familiar, la falta de fe, el rencor, el aborto”.

Resaltó el Presbítero Escalante que “no vamos encerrando y quedando solos. A veces vamos cayendo en cierto pesimismo”, muchas veces vemos noticias malas, por las que nos va ganando el pensar que el mundo está perdido, que no va a cambiar; sin embargo, “siempre se hace la esperanza”, se hace nuevo siempre el anuncio: Cristo nuestra esperanza ha resucitado. “Cristo cuenta con nosotros para encender el mundo. Nosotros tenemos que encender nuestro corazón y transformarnos en esas antorchas vivas, que lleven la esperanza, que lleven la luz, que iluminen tantas oscuridades. Esta es la gran misión que tenemos todos los bautizados. Iluminar las tinieblas que van cubriendo el mundo, que el pesimismo no nos gane, que podamos revivir en esta Pascua y cada día, esa alegría que brota de la cruz y nos hace ser discípulos, testigos.”

Reflexionó también a cerca del evangelio que dice que Jesús se les apareció a los apóstoles, luego de resucitar y les mostró las llagas que los clavos dejaron en sus manos y sus pies, para que vean que era el mismo que había muerto en la cruz. Dijo que “ese es un símbolo del amor y de la entrega de Jesús hacia cada uno de nosotros”.

Remarcó que muchas veces se deben hacer sacrificios, como cuando se preparan para los exámenes, cuando tienen problemas, dolor. Concluyó su homilía con la exhortación a que “no nos quiten la alegría serena, interior de la Pascua”.

Por la mañana, la guía fue realizada por la profesora de Ciencia Sagrada Claudia Meza y animada por Maximiliano Danieluk, administrador del salón auditórium.

Y por la tarde, condujo la profesora de Ciencia Sagrada Sonia Feyeka y acompañaron en los cantos Carlos Chaparro (seminarista y estudiante de Filosofía), Fernando Negro (seminarista y estudiante de Filosofía), Luciano Matijas (cuarta instancia de Ciencia Sagrada) y Diego Gómez (Historia).

Finalizadas las ceremonias, los participantes retornaron alegres y renovados a sus actividades académicas.

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