Reflexión del Evangelio Dominical

EVANGELIO DEL DOMINGO
2° DE AVIENTO – CICLO “C”

LUCAS 3, 1-6

REFLEXIÓN

“VOZ DEL QUE GRITA EN EL DESIERTO…”

TIEMPO Y LUGAR: Estamos viviendo el tiempo de Adviento. Tiempo de espera ya anunciado por el Profeta Isaías. Es interesante cómo Lucas, el evangelista, sitúa la espera inmediata del Mesías, ya está presente como “uno de tantos”: imperio romano en la figura de Pilato, los “reyes” afines a los emperadores romanos: Herodes, Felipe y Lisanio; los sumos sacerdotes Anás y Caifás, en Galilea, Iturea, Abilene. Traconítide… El evangelista presenta el encuadre político y religioso en que el Mesías viene. Dios ha entrado en la historia. El enviado llega a su pueblo en un estado de “cosas”. Por tanto, Dios no es una abstracción, no es una teoría, sino que ES PRESENTE en la historia humana y se verifica en el espacio y en el tiempo.

VINO LA PALABRA DE DIOS SOBRE JUAN, HIJO DE ZACARÍAS, en ese contexto histórico Juan recibe la Palabra de Dios para preparar al Pueblo de Dios ante la llegada del Mesías (El Enviado). Juan es el Precursor de Jesús. Juan viene del desierto, allí donde no hay nada.

VOZ DEL QUE GRITA EN EL DESIERTO… ¿Qué grita esta voz? ¿A quiénes grita? Y ¿por qué grita? Es que el desierto es lugar de silencio, de prueba, de soledad… Allí grita la voz del último profeta del Antiguo Testamento, recorriendo las costas del río Jordán, llamando, exhortando en nombre de Dios, a todos los quieran escuchar (obedecer) a Dios, predicando un bautismo de conversión. ¡Qué falta nos hace predicadores así, que rompan nuestra sordera y nos conduzcan a una verdadera conversión! Porque la cultura actual se tapa los oídos para no escuchar a Dios.

Preparemos el camino para el Señor que ya está entre nosotros: el lugar es todo corazón que quiera escuchar a Dios, cada día, en cualquier circunstancia de la vida.