Reflexión por Navidad

“Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1,14)

El Misterio más grande de la Humanidad se encuentra envuelto en pañales, en una noche donde seguramente los pueblerinos de Belén estaban reunidos haciendo sus quehaceres diarios, cenando… o tal vez durmiendo, o sin más, mirando las estrellas. Nadie sabía que el Dios que se hizo Hombre, en medio del silencio de la noche, estaba siendo contemplado por María y José, unos pastores y unos simples animales de un establo. 

Tal como lo anunciaron los profetas, se hace realidad lo que el Pueblo de Israel tanto esperaba; era el Verbo encarnado, la Palabra que se hizo Carne, el Mesías que debía venir y que ahora es un niño vulnerable que descansa entre pajas en un pesebre. 

De la misma manera, Dios se presenta desapercibido en nuestras vidas, en el medio de nuestras rutinas, de nuestros quehaceres, de nuestros encuentros y reuniones familiares. En este fin de año donde tal vez el cansancio, las preocupaciones, los problemas, las situaciones personales no nos dejan ver que este Gran Dios está en un lugar donde menos lo pensamos, y seguimos llamándolo para que venga en nuestro auxilio. 

Como Centro de Pastoral Institucional, queremos proponer que en estas Fiestas, tengamos un momento de silencio, una actitud de contemplación, tal como María y José estuvieron esa noche mirando al Niño, después de haber buscado un lugar para ellos, y que sin dudas, hoy no queremos cerrarle las puertas de nuestros corazones, sino más bien decirle, ¡Ven Señor Jesús, y haz tu morada en medio nuestro!

 

Un Rey nos ha nacido,
un niño nos ha sido dado.

Bendito sea el Dios de nuestros padres
que no abandonó a su pueblo,
y como había prometido
nos regaló al Salvador.

Como lo habían dicho los profetas
él realizó su santa Alianza
y el juramento que había hecho
a nuestro padre Abraham.

Para que todos libres de temores
vencido ya el enemigo
seamos fieles servidores
en la presencia de Dios.

Por su entrañable misericordia
nos da su sol de lo alto
para que brille en las tinieblas
y trace sendas de paz.

(Canto interleccional para Misa de Navidad)