03 de Octubre del 2021 | Centro de Pastoral Institucional
Reflexión del Evangelio Dominical
EVANGELIO DEL DOMINGO
27° DEL TIEMPO ORDINARIO
03-10-21
SAN MARCOS 10, 2-16
“DEJEN QUE LOS NIÑOS SE ACERQUEN A MÍ …”
“… De los que son como ellos es el Reino de Dios. Les aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.”
Así concluye el texto que reflexionamos este domingo.
Es que Jesús conduce a los suyos al Reino de Dios: allí no hay lugar para corazones duros o tercos que no quieren amar al modo de Dios.
Amar al modo de Dios es un aprendizaje, a veces muy duro, pues incluye ponerse en las manos de Dios, servir siempre incluso al que se considera como enemigo, estar en la verdad y en el bien. Las Bienaventuranzas son la nueva Ley del Reino. Solamente si tenemos un corazón de niño nos dejaremos abrazar por Dios en Jesucristo, aceptando su nueva ley, la que nos hace dichosos.
Por eso, cuando los fariseos quieren probarlo sobre el divorcio que Moisés había permitido en ese entonces, les enseña que fue a causa de la terquedad (dureza) del corazón de los israelitas. Los lleva al origen de la creación, cuando Dios hizo al varón y a la mujer a su imagen y semejanza. Fuimos creados para el amor, y para siempre. Tanto que lo que Dios ha unido no lo separe el hombre.
El origen del matrimonio es divino, así lo aclara Jesús en este texto, por si nos queda alguna duda. Es Sacramento, es sagrado.
Hemos de ser como un niño ante Dios: dependemos de su Amor y ponemos confiadamente nuestras vidas en sus manos ya que le pertenecemos y estamos destinados a vivir en comunión con Él y los demás.